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ESPANYOL-BETIS

El Espanyol flirtea con la crisis

Los blanquiazules fueron bambú en el partido de ayer para el Panda Iglesias, recibieron la peor derrota posible y además la Grada Canito entonó un tímido "Vicente vete ya y Rufete vete ya".

El Espanyol, ante el Betis.
Alex Caparros

Bambú del Panda. Se escuchó el nombre de Borja Iglesias y los decibelios del RCDE Stadium aumentaron, como cuando fue sustituido en el segundo tiempo tras un empacho de goles. El perico no olvida la marcha del Panda al Betis meses después de jurar amor eterno por allá 2019. Pero el destino, siempre caprichoso, quiso que el delantero gallego fuera el ejecutor de un Espanyol que fue bambú para el Panda, un alimento a base de goles que sigue ampliando el agujero de la defensa blanquiazul en las últimas jornadas. Una involución que desprende desazón, por mucho que el equipo siga en ese rango de mínimos que se estableció desde los despachos a comienzo de curso.

Los números. Unos despachos que se abonaron al discurso infantiloide (como la expulsión de Raúl de Tomás) de hablar de la Play como si los aficionados no entendieran la dificultad del juego ni vieran, por ejemplo, que el Betis, con todas las salvedades que pueda haber en esos límites salariales tramposos, tiene un tope de 71 millones por 77 del Espanyol, que Juanmi golea de verdiblanco y Loren no se encuentra de blanquiazul, que unos están en zona Champions y los otros en una tierra sin nombre, tranquilos por ahora, pero con un largo camino por delante.

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De Embarba a Aleix. Un camino con otro tropiezo, como ante Elche y Cádiz, con Mallorca de por medio. El RCDE Stadium ha perdido su magia y el equipo perico se encuentra con todos los infortunios. Marcó RdT sin que lo merecieran los de Vicente Moreno, agazapados en su campo, sometidos por un Betis que sobó el balón. Pero una mano de Aleix Vidal, con ayuda del VAR, deparó el penalti del 1-1. Si la paciencia se le acabó a la hinchada con un Embarba que volvió a ser suplente, ahora es Aleix quien desespera. Solo Diego López sostuvo al equipo, frágil incluso a balón parado, una virtud que ahora es una debilidad.

Borja Iglesias.
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Borja Iglesias.Alex Caparros

La gestión del balón. Aunque la sangría defensiva es evidente, el desespero es la gestión del balón del Espanyol. Cuesta salir jugando pese a la ayuda de Calero, que solo aguantó 45 minutos. Morlanes, Darder y Melendo solo se activan en recuperaciones en campo propio, presionados y sin la capacidad de combinar entre ellos con continuidad. Puado estuvo perdido, como Aleix, mientras que Pedrosa y Óscar Gil atinaron en los centros en sus pocas subidas, ya que el Espanyol no es capaz de instalarse largo tiempo en campo rival. El gol y poco más para un RdT que juega desconectado por sus propios vicios y por las pocas ayudas de las que dispone. Y que acabó en la calle sin venir a cuento.

Sin brújula, sin cura. La afición del Betis coreó "oés" mientras veía a Loren estorbar a Pedrosa, sin confianza y perdido, como un jugador de waterpolo en un campo de fútbol. Ya sea por la descompensada plantilla, por las vicisitudes del propio fútbol o por la confianza de los jugadores, el equipo parece haber perdido la brújula. Y no por la derrota de este viernes, una más, sino por la pérdida de los valores de un conjunto que era una roca a principio de temporada y ahora es de cartón piedra. Los síntomas aumentan a la espera de encontrar una cura. El Espanyol flirtea con la crisis como refleja la imagen final: tímidos, pero ya presentes, cánticos de la Grada Canito de "Vicente vete ya" y "Rufete vete ya" mientras el Betis buscaba una manita que no llegó por las florituras verdiblancas. Es básico volver al origen para evitar males mayores.