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SOUTHAMPTON 1-MANCHESTER CITY 1

El City es humano

El equipo de Guardiola empata ante un Southampton que fue peor y al que el árbitro no le pitó un penalti en contra en los últimos minutos. Laporte hizo el gol citizen.

El City es humano
Mike HewittGetty Images

A estas alturas de la película al City ya no le importa jugar con fuego. No se va a quemar ni aunque lo bañen en gasolina y le tiren una cerilla encendida. Le saca doce puntos a su inmediato perseguidor en la Premier, el Liverpool, y Guardiola ya dedica sus partidos a perfilar y mejorar un once que sea imposible de frenar en Europa. El plan ya está avazado. Rodrigo a la percusión, cuarteto de violinistas (a elegir entre Graelish, Foden, Bernardo, Sterling, Mahrez y Gündogan) y un director de orquesta, De Bruyne.

En busca de esa sinfonía automatizada, el resultado ya es lo de menos para un City que se siente campeón. Accidentes como los de ayer en Southampton pueden ocurrir. Que un lateral derecho como Walter-Peters haga el gol de su vida en los primeros minutos, tras un eslalón de 40 metros y un tiro con el exterior de la bota, no debe ser motivo de alarma. Ya se sabe, lo de los árboles y el bosque. El City fue superior a los saints durante toda la primera parte, tuvo ocasiones claras para haber volteado el marcador varias veces, pero el poco acierto de Sterling, las paradas de Forster y alguna divinidad presente no reconocida lo impidieron. Si el VAR llega a validar el que hubiera sido el 2-0 de los locales, que anotó Broja en fuera de juego, tampoco habría afectado a los planes futuros de Pep, que sueña con que su esquema (no) anárquico de cuatro mediapuntas y ningún delantero centro le abra las puertas de su anelada tercera Champions.

Además, su condición de equipo jugón no le impide al City dominar también otras facetas que suelen reservarse para conjuntos más rocosos, como el balón parado. Ruben Dias y Laporte son aunténticos titanes para las defensas rivales cuando se incorporan al remate y en más de una ocasión le han salvado los muebles al conjunto citizen. Este sábado fue el francés el que logró el gol de empate a la hora de juego cabeceando una falta sacada por De Bruyne, que además de director de orquesta, es repartidor, de asistencias, claro.

El belga estuvo a punto de anotar el gol de la remontada con un trallazo que se estrelló en el poste derecho pero el verdadero protagonista del tramo final fue el VAR. Primero avisó a Simon Hooper de un posible penalti sobre De Bruyne, que el colegiado, tras verlo, decidió extrañamente no señalar, y también le llamó para que cambiara el color de la tarjeta amarila después de una durísima entrada de Amstrong a Laporte que era indiscutiblemente roja, pero que, una vez más, Hooper no rectificó. Esta vez el City no se llevó los tres puntos, pero a Guaridiola no le importa. Sabe que nueve de cada diez veces ganaría este partido.