Leganés no sabe qué ser de mayor
El discurso de los pepineros sigue siendo confuso, entremezclado el deseo de aspirar a playoff con las voces que piden fundamentalmente evitar sustos.
Vive el Leganés en una dicotomía casi filosófica. Los pepineros se debaten entre su ser y deber ser. Y como si de un combate de fuerzas motrices se tratara, uno (el deber ser) tira del otro (el ser) hasta zarandear al equipo en un limbo de incertidumbre vital que no sabe si combatir por la permanencia o aspirar al playoff de ascenso.
Anhelos y realidades se mezclan en un discurso distorsionado e impreciso, sin que el consenso se adueñe de toda institución. Mientras unos hablan de pensar en el día a día sin más meta que crecer y crecer (Nafti o Bustinza, por ejemplo), otros se atreven a señalar cotas mayores e insisten sin tapujos que el Leganés debe buscar la zona alta de la clasificación (Borja Garcés o Rober Ibáñez). Un contraste de opiniones que invita a la confusión cuando la pelota rueda sobre el verde.
"El objetivo es llegar a playoff"
"El objetivo es llegar playoff, como dijimos a principios de temporada. El Leganés es un equipo de playoff. La afición se lo merece. Nosotros también", ha comentado recientemente Borja Garcés en una entrevista al canal oficial de LaLiga. Las declaraciones han llamado la atención por directas, ambiciosas y también contrarias al (supuesto) discurso oficialista de no tirar campanas al vuelo y pensar sólo en evitar sustos.
"Por plantilla somos de las mejores de Segunda. Pero no se empezó bien… hay tiempo de remontar", comentó Rober Ibáñez en su presentación a los canales del club perpetuando (aunque sin ser tan explícito) el discurso de Garcés. Uno y otro son buena prueba de que parte del vestuario considera que el equipo debe aspirar a más.
Discurso anti ansiedades
El asunto no es baladí. Si el Leganés aspira, como dice su técnico, a crecer sin ir más allá que el día a día, la interpretación que se saquen de ciertos resultados estará atenuada por el tamiz de una realidad (la clasificatoria) que antepone la supervivencia a la aspiración mayúscula. Sucede, sin embargo, que si el verdadero objetivo del Leganés es buscar los playoffs en un vuelco histórico para la segunda vuelta (o así se comparte de puertas para adentro), la ansiedad por no dar pasos agigantados (triunfos) que acerquen al objetivo pueden lastra el día a día y, paradójicamente, forzar al equipo a pensar sólo en la permanencia… o incluso complicársela.
Ya sucedió el curso del descenso a Segunda. En aquel inicio de temporada el Leganés pronto cabalgó a lomos de la ansiedad por pensar que en aquellos primeros partidos sólo valía ganar. Se despreció el empate y la consecuencia fue un estado de pánico inicial impropio de un conjunto con toda la Liga por delante. La pescadilla que se muerde la cola.
Ese panorama de indefinición también salpica decisiones como el mercado invernal. Ahora el Leganés pretende darle una importante modificación a la plantilla precisamente porque el objetivo inicial del curso (pelear entre los mejores, que diría Garitano) se ha difuminado. Toca recomponer filas para buscar un crecimiento que permita obrar el milagro o, al menos, tratar de garantizar una continuidad en Segunda que sigue amenazado por mucho que para algunas bocas si quiera mentarlo sea tema tabú al sur de la capital.