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COPA | ATLÉTICO BALEARES - VALENCIA

El presidente más apasionado espera al Valencia

Ion Volckmann es el máximo dirigente del Atlético Baleares. Ha invertido más de 15 millones en el club desde 2014 y ve los partidos alejado del palco para animar a su equipo.

El presidente más apasionado espera al Valencia
ATLÉTICO BALEARES

Sueña el Estadi Balear con prolongar su hazaña ante el Valencia. La gesta copera del Atlético Baleares empezó a cocinarse ante el Getafe y se culminó frente al Celta. Ahora llega el equipo de Bordalás y en Palma empiezan a creer que eliminar a otro Primera es posible. Lo piensan los 4.000 aficionados que han poblado el Estadi Balear en las dos últimas eliminatorias. Pero si alguien cree de verdad en el milagro de 'cargarse' a otro grande ese es Ingo Volckmann, su presidente.

At. Baleares

Volckmann (Berlín, 1967) es un enfermo del fútbol. Vive el deporte con pasión y para él es una tortura ver un partido desde el palco. Por eso, intenta siempre alejarse de la zona VIP. "No se puso una corbata ni el día de su boda", asegura su círculo más cercano. Volckmann prefiere distanciarse del foco y disfrutarlo cerca de su afición, con bufanda en mano y con la libertad de gritar, animar o protestar si algo no le gusta. Hace tres años, su imagen en Son Moix, en un Mallorca-Baleares, dio la vuelta al mundo porque disfrutó del derbi en la grada donde estaba su afición. No fue una pose porque Volckmann lo ha repetido miles de veces. Es un fanático al que le "cuesta no expresarse cuando su equipo se está jugando la vida", comenta la gente de su entorno. Ante el Valencia, se alejará de la zona más exclusiva de un campo que ha reformado él mismo a golpe de talonario para ponerse algo escorado, donde las cámaras no tengan la facilidad de verle de cerca y no esté cohibido.

Volckmann tomó las riendas del Atlético Baleares en 2014, cuando estaba en bancarrota y condenado a la desaparición. El club tenía mil deudas. No era serio. Las facturas se acumulaban en las oficinas y nadie daba un paso al frente. Entonces, un loco del deporte tocó a la puerta y apostó de verdad por el Baleares. Desde que aterrizó, el entorno cercano a Volckmann asegura que el presidente ha invertido más de 15 millones de euros en el proyecto. "Su obsesión es estar en Segunda y no piensa dejarlo hasta que lo consiga", comenta Patrick Messow a AS, director deportivo del club y mano derecha del presidente.

De toda esa inversión, casi la mitad (unos 7 millones de euros) fue destinada a remodelar el estadio donde este domingo se disputan los octavos de final de Copa. Poco a poco, Volckmann ha ido arreglando un campo mítico para la ciudad, que fue levantado en 1960 y clausurado a 2013 por su preocupante deterioro. Lo primero que hizo el máximo responsable del Baleares fue adueñarse del estadio para ir reformándolo. "El presi entiende que la mejor manera de estar en el fútbol profesional es tener un estadio propio, cuidarlo y en las mejores condiciones", afirma Messow. Por eso, al Estadi aún le falta por terminar alguna grada, aunque su tribuna principal y el césped están en perfecto estado.

A Volckmann la pasión por el fútbol le viene de cuna. Cuando era un niño vio cómo su padre se convertía en el presidente de un club modesto de Alemania. Ingo mamó lo que es estar en el día a día de una entidad y soñó siempre con tener un equipo. Volckmann, afincado en Mallorca desde hace unos años, empezó a levantar su imperio con una fábrica de aires acondicionados. Luego, amplió su red de empresas y ahora mismo tiene un gran potencial económico. "No parece millonario ni un presidente de fútbol al uso. Le gusta ir de cara, vestir cómodo y estar cerca de sus jugadores", afirman sobre el presidente.

La afición del Baleares, en un partido en su estadio.
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La afición del Baleares, en un partido en su estadio.ATLÉTICO BALEARES

Pero el Baleares no es la única pasión que tiene Volckmann. El dirigente alemán también es un loco del boxeo y es el responsable de una empresa de representación. Organiza veladas y cazas jóvenes promesas para promocionarlas. "Ingo no ve el deporte como un negocio ni una inversión. Es su hobi. Al principio, nos costó conectar con la afición, pero poco a poco la gente del Baleares se dio cuenta de que venía a especular. Yo creo que le deberían de hacer una estatua", argumenta Patrick Messov.

Por muchos golpes que se lleva Volckmann (se ha quedado tres veces a las puertas de Segunda), el Baleares siempre se va a levantar de su mano. La eliminatoria ante el Valencia le ha servido para que España entera conozca un club serio que quiere seguir portando la etiqueta de 'matagigantes'. "Aquí cobra todo el mundo antes del día 5. Eso nos ha dado credibilidad y son muchos los jugadores los que quieren venir al Baleares. En Copa queremos seguir haciendo historia", asegura su director deportivo, quien también vive muy de cerca los partidos e intenta calmar al presidente cada domingo.