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ATLÉTICO DE MADRID

Llorente ya es leyenda del Atleti

El '14' jugó ante el Rayo Majadahonda en la Copa su partido número 100 con el Atlético que le da abre las puertas del Paseo de Leyendas. Y su placa.

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Llorente ya es leyenda del Atleti

Marcos Llorente se ha convertido, a sus 26 años, en leyenda del Atlético. El sobrino-nieto de Paco Gento, el nieto de Ramón Grosso, el hijo de Paco Llorente que no tuvo que desdeñar sus orígenes, el Madrid, a sus raíces, para conquistar a una grada y unos colores que eran rivales en su niñez, en sus primeros años de fútbol, cuando crecía en Valdebebas, mirando al Bernabéu. Pero el verano de 2019, su falta de minutos con Zidane en el primer equipo del Real Madrid y una llamada del Cholo le llevaron al Atlético. Tardó en asentarse, tardó mucho. Una roja en aquella pretemporada, ante las Chivas, cuando parecía que sería titular indiscutible, se había marchado Rodrigo al City un año después de regresar al Atleti, llevaba a la espalda el '14' de Gabi, le condenó al banquillo, al reinicio. En diciembre de aquel 2019, acumulaba 320 minutos de 2.160 posibles, era carne de memes, el viaje frustrado, el cambiar los orígenes por el rival de siempre para nada. Antes del 11 de marzo de 2020, había jugado 20 partidos, 687 minutos, sólo cuatro partidos completos.

Pero entonces llegó aquel 11 de marzo de 2020, antes de que el mundo cambiara para siempre.

El suyo lo hizo esa noche. El Atlético viaja a Anfield, se mide con el coco de Europa, el vigente campeón, el Liverpool de Klopp. Lo hace sintiendo una ligera ventaja en su bolsillo, el gol de Saúl en la ida, en el Metropolitano, 1-0, que los red igualan antes del descanso y pulverizan al inicio de la prórroga. Pero, entonces, ese hombre que había salido en el 55' por Diego Costa deja de ser mediocentro, entonces, ese hombre que había salido en el 55' por Diego Costa corre como un delantero para depositar en la red el balón con un derechazo. Los goles valen doble fuera. El Atleti vuelve a ser el equipo de cuartos. Y ese hombre que había salido en el 55' por Diego Costa, Llorente, envía otro derechazo, antes del descanso de esa prórroga. El Liverpool ya necesita dos. "Bienvenido Marcos, a la historia", le grita el escudo que lleva al pecho.

El después de Anfield: un Llorente gigante

Cuando regresó LaLiga, tras los peores días del coronavirus, tras el confinamiento, sus piernas habían recuperado la confianza, valían más de los 40 millones que el Atlético había pagado por ellas al Madrid en verano. Y Llorente las convirtió en una moto para triturar partidos y lanzar al equipo del Cholo: antes del parón con dudas de poder clasificarse a la próxima Champions, ser de los cuatro primeros; después tercero, 70 puntos. Y la moto de Marcos Llorente hasta arriba de gasolina.

Su nombre se coserá para siempre a la undécima Liga en el Museo del Atlético, la segunda del Cholo como entrenador, su conexión con Trippier en la banda derecha, sus números con doble figuras, 13 goles, 12 asistencias. Y el acabar la temporada a 18 partidos de troquelar su nombre en una placa, a 18 partidos del 100 que abre la puerta a ese título: su nombre en el Paseo de Leyendas a los pies del Metropolitano. Una lesión muscular impidió que lo hiciera antes de que acabara 2021. Lo logró, en Copa, ante el Rayo Majadahonda, su partido número 100, una goleada 0-5 que es paso adelante en una competición que llevaba tres años atragantándosele al Cholo (Girona, Cultu, Cornellà). Al finalizar, un mensaje en su Twitter resumía sus emociones ante el número, la placa. "Cuando llegué al Atleti pensaba en ilusiones, aspiraciones y metas. Hoy son realidades, triunfos y éxitos. Llegar a 100 partidos con la camiseta rojiblanca es mucho, pero mucho más es todo aquello que me hacéis sentir y vivir cada vez que salto al campo. Muchas gracias a todos los que formáis parte del recorrido", escribía, en dos tuit. Para firmar con un "vamos a por muchos, muchos más" que suena muy en serio. Mira que ha corrido en estos cien partidos. Y el depósito de sus piernas sigue hasta arriba. Las del niño del Bernabéu que se hizo leyenda del Metropolitano.