Un Manchester desunido
Ralf Rangnick sufrió el lunes su primera derrota al frente del Manchester United. El equipo viene de sufrir contra rivales de abajo y no convence tras el cambio.
Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Con Rangnick en el banquillo, a los red devils les costó imponerse a los tres equipos en puestos de descenso. Necesitaron un gol de penalti de Cristiano Ronaldo para imponerse en Carrow Road al Norwich City, y en St James’ Park pincharon. Solo la aparición de Edinson Cavani en el segundo tiempo evitó la derrota. El uruguayo rescató un punto en el tramo final del encuentro. En el último partido de 2021 vencieron al Burnley, con mayor comodidad. Fue la mejor actuación desde la llegada del alemán, pero los suyos seguían arrojando dudas. Es la tónica habitual. Les costó ganar a equipos peores, y estuvieron a merced del primero que les jugó de tú a tú. El lunes se encontraron con el Wolverhampton Wanderers, un equipo cómodo con la posesión, con hombres capaces de dictar el juego, no solo de su propia escuadra sino del partido en general. Y cayó el United. Un Manchester desunido, que solo gozó de escasos minutos de dominio con la entrada de Bruno Fernandes, y que terminó sucumbiendo ante el mejor jugador del encuentro, Joao Moutinho.
El portugués y su compatriota Rúben Neves dictaron el juego. No solo el devenir de su propio equipo, sino el del partido completo. Pusieron el ritmo, también la pausa. Pidieron la pelota, la movieron y, en definitiva, llevaron la batuta. En el equipo de Ralf Rangnick hace falta alguien así. Solo lleva un mes en Manchester, y durante estas semanas un brote de la COVID-19 detuvo la progresión de los suyos. Tuvo que cerrarse la ciudad deportiva, aplazar dos partidos y suspender varios entrenamientos. Es entendible. Pero el problema del Manchester United viene de lejos. “Creo que los jugadores que llevamos aquí mucho tiempo tenemos que saber lo que es jugar en casa”, dijo un frustrado Luke Shaw tras el encuentro. “No he sentido que estuviésemos todos juntos, hemos sufrido mucho y ha sido muy duro”.
Los problemas del Manchester United vienen de lejos. Han ganado solo cinco de los diez partidos que han jugado en casa en la Premier League, tónica que ya vivieron la pasada campaña, cuando ganaron nueve de diecinueve. No hay nadie que se eche el equipo a la espalda, nadie que tire del carro. Hay broncas y gestos y mucha frustración. Cada uno va por su cuenta y Rangnick no ha logrado dar aún con la tecla. Apostó al principio por un 4-2-2-2, con dos mediocentros, dos jugadores en la posición de ‘10’ y dos delanteros centros. Luego optó por enviar los dos mediaspuntas a las bandas, formando un 4-4-2 o 4-2-4 por momentos.
Scott McTominay y Nemanja Matic quedan abandonados a su suerte en el centro del campo. Tienen calidad para jugar, pero no la capacidad de mandar, de dirigir el juego. No hay chispa, y en ocasiones como la del lunes ante el Wolverhampton Wanderers, se ven superados en números en el centro del campo. Según ESPN, una fuente cercana al primer equipo del United comentó que algún jugador "tuvo que buscar en Google" el nombre de Rangnick cuando se confirmó su nombramiento a fines de noviembre.
Tampoco terminan de arrancar los fichajes Raphaël Varane y Jadon Sancho pese a las expectativas, y a la necesidad. Cristiano Ronaldo parece enfadado con el mundo y Bruno Fernandes ha perdido fuelle respecto a sus actuaciones de la pasada campaña. Phil Jones, que no jugaba en la Premier League desde hacía dos años, fue el mejor del equipo en la derrota ante el Wolves. “No jugamos nada bien, ni a nivel individual ni colectivo”, dijo Ralf Rangnick tras el encuentro. “Demostramos seguir teniendo los mismos problemas de hace tres o cuatro semanas, antes de que yo llegase. No puedo ofrecer garantías. Mira la actuación, si digo que estoy convencido al 100% de que terminaremos entre los cuatro primeros, no creo que la gente se lo vaya a creer. Se trata de mejorar paso a paso, sabía que sería complicado”.