El plan perfecto del Espanyol
La victoria ante el Valencia se empezó a fraguar cuando LaLiga determinó que el partido se jugaría en Nochevieja, justo lo que deseaba la plantilla perica.
Que no fue una victoria cualquiera lo demostró esa foto de grupo posterior en el vestuario. Una suerte de convención moderna en el mundo del fútbol que se reserva para las grandes ocasiones. Se desbordaba la alegría entre la plantilla perica por el 1-2 del viernes ante el Valencia, por muchos motivos. Por tratarse del primer triunfo a domicilio, por la remontada, por un rival y un escenario especialmente rocosos, por alcanzar los 26 puntos en la clasificación… Y por algo más.
Clasificación | PTS | PG | PE | PP |
---|
Próximos partidos |
---|
Con esos tres puntos de Mestalla cumplía el Espanyol a la perfección con su plan. Una hoja de ruta que se trazó tres semanas antes, cuando se conoció el horario del partido. Mientras entre las aficiones y el propio Valencia se discutía amargamente la fecha, por disputarse el 31 de diciembre por la tarde, en el vestuario del Espanyol andaban encantados. Era justo lo que, en conversaciones entre ellos, habían deseado. Porque seguramente comportaría regresar un poco antes de las vacaciones, pero a cambio iban a focalizar el cien por cien de las energías en el encuentro. Sin las interferencias de una celebración familiar de por medio, como ocurre con el resto de la jornada. Incluso a tiempo para volver a casa y tomar las uvas.
Y lo consiguieron. Encima, el Valencia, por un pacto entre la plantilla y su entrenador, José Bordalás, había vuelto a ejercitarse tres días más tarde, el 29. Nunca se sabrá qué influencia exacta tuvieron todos estos factores en la victoria final del Espanyol, pero sí que el plan les salió redondo. Con el retorno de varios positivos en COVID. Con el meteórico debut de Jofre Carreras. La vuelta de Óscar Gil. O sustituciones providenciales. Y, de propina, les perdonó Vicente Moreno el entrenamiento previsto para el sábado por la tarde. Vaya si les valió la pena.