¿Qué fue de... Dmitri Piterman?
El empresario se hizo con el Racing y después con el Alavés, pero su final en ambos clubes estuvo lejos de ser idílico. Mantiene un batalla legal con los vitorianos.
Ahora estamos acostumbrados a jeques, clubes-estado, petrodólares y demás términos ligados a los grandes inversores que han cambiado el mapa futbolístico actual. Sin embargo, hace años no era tan habitual que grandes fortunas se hicieran cargo de equipo en situación financiera dudosa. En España tuvimos algunos casos y vamos a tratar uno de los más mediáticos cuando el siglo XXI daba sus primeros coletazos, el de Dmitri Piterman, el empresario que pasó por el Racing y el Alavés, dejando un recuerdo amargo en ambas ciudades.
Pero antes de llegar al final de la historia y a su situación presente, echemos un vistazo a su vida. Lo merece. Nacido en Odessa, dejó Ucrania a los 12 años ya que sus padres emigraron a California. Allí, ya como universitario, se ganó una beca en la prestigiosa Berkley, gracias a sus aptitudes en el triple salto. De hecho, estuvo cerca de los Juegos Olímpicos de Barcelona, pero se quedó en la orilla en los trials americanos. Pero sí sería en Cataluña donde comenzaría su idilio con el fútbol, gracias a la fortuna amasada en negocios inmobiliarios.
En 1999, tras años viviendo en España, se hizo con el Tossa de Mar, conjunto de regional tras el cual compró el Palamós, de Tercera División. Ahí moldearía su perfil como mandatario intervencionista, puesto que, a pesar de no contar con la titulación necesaria, quiso hacer las veces de entrenador. Ante la imposibilidad legal, comenzó su alianza con Chuchi Cos, técnico español que estaría al frente del conjunto catalán, primero, y el Racing y el Alavés, después. Una especie de testaferro futbolístico.
Su aterrizaje en Primera División llegaría en 2003, cuando compró el 24 por ciento de las acciones del Racing de Santander. Con el beneplácito del resto de accionistas pudo ejercer de mandamás del club, tratando de nuevo de sentarse en banquillo. LaLiga no se lo permitió y llegó a expedientarle por sus triquiñuelas diversas: quiso una licencia como utillero, entre otras cosas, para poder dar órdenes. El equipo se salvó, con Cos en el banquillo siguiendo las premisas de su particular jefe, pero la extravagante forma de ser del estadounidense (nacionalizado) erosionó su relación con el accionariado santanderino, quedándose fuera por completo al terminar la campaña. Mismo instante en el que abandonó la presidencia del Palamós, tras acabar la 2003-04. También lo intentó con Balonmano Cantabria, pero una moción de censura acabó con su andadura en marzo de 2004.
Así se le presentaría la oportunidad de hacerse con el Alavés. Cuando compra a los babazorros están en Segunda y, de nuevo con Cos, consigue ascender a la primera. Para buscar la permanencia se hace con nombres importantes en el fútbol español como Bodipo, Bonano o Nené, pero los problemas no tardaron en aparecer. Chuchi Cos pasaría a la dirección deportiva y hasta tres técnicos tuvieron desencuentros con Piterman, terminando la campaña en fracaso rotundo y el descenso a Segunda.
Las tensiones fueron en aumento entre el dueño, la afición y hasta los jugadores. Tuvo encontronazos con 'Sentimiento blanquiazul', plataforma a la que llegó a insultar, algo que también hizo con Lluís Carreras, al que dijo públicamente estar acabado. Su comportamiento con el jugador, al que despidió de manera improcedente, le valió un expediente del Comité de Competición. En marzo de 2007 acaba su etapa en Vitoria, cuando varios inversores le compran en 51% del club.
Problemas legales
Condenas por impagos de nóminas y una deuda triplicada durante sus años de gestión fue su bagaje. Algo que le costaría el embargo del apartahotel que tenía en Girona, para hacer frente a los 13,3 millones de euros que el juez le obligó a pagar, deuda que contrajo con el conjunto alavesista durante su complicada etapa en la entidad. En 2012 le condenarían a indemnizar al Alavés con 6,8 millones de euros más y en 2017 se interpuso una orden de detención internacional contra él a causa de todo lo aquí descrito.
En la actualidad, Piterman está alejado del foco mediático, pero en el mes de abril, según publicó Eldiario.es, se descubrió otro escándalo de su etapa vitoriana. "Con el objeto de apropiarse de cantidades de dinero pertenecientes a la sociedad Deportivo Alavés SAD, Piterman y Nereo decidieron 'implantar' seguridad privada a la familia con ocasión de la aparición de una presunta amenaza del grupo terrorista ETA. El pago de estos servicios se realizó a cargo de la sociedad Deportivo Alavés SAD", fueron las palabras de la magistrada. Esto supuso un sobrecoste al club de 2,1 millones de euros. Como guinda, fue denunciado por la Fundación Dalí por abrir un museo en su nombre en California, sin permiso claro está, según confirmó la Agencia EFE. Piterman, un atleta olímpico frustrado que dejó patas arriba Vitoria.