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REAL MADRID

Ceballos, fin de un calvario

El utrerano ha regresado a los entrenamientos casi cinco meses después de lesionarse en los Juegos Olímpicos. Las sensaciones en su tobillo izquierdo han sido buenas.

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Ceballos, fin de un calvario
Ceballos, fin de un calvario

Dani Ceballos (25 años) ha dejado atrás el peor momento de su carrera deportiva. El utrerano se entrenó este miércoles por primera vez junto al resto de sus compañeros, repitió el jueves, con buenas sensaciones y por fin sin dolor en su tobillo izquierdo. “Volver… a respirar la pasión que siento por el balón… a sentirme uno más con mis compañeros… a contar los minutos para volver a competir. ¡Vuelvo más fuerte que nunca! ¡Vamos!”, escribió en sus redes sociales.

El ex del Betis se lesionó el pasado 22 de julio en los Juegos Olímpicos, en el estreno frente a Egipto. Pocos días después, en Tokio, se le hicieron pruebas médicas y le diagnosticaron un esguince de grado II, con un edema óseo. Con ese resultado, Ceballos recuperó las esperanzas de volver a disputar algún minuto en la cita olímpica, a la que llegó en un momento de forma fantástico (fue el mejor en los 40 minutos que jugó). Llegó a entrenar cuatro veces con el grupo, quiso jugar incluso en cuartos y no estuvo descartado para la final hasta el último entrenamiento, cuando se derrumbó y se fue a la banda al ver que su tobillo no respondía.

Al llegar a Madrid, el club blanco le sometió a nuevas pruebas médicas, que evidenciaron con claridad que era una obviedad que ese tobillo no respondiera en Tokio. Ceballos sufría un esguince de grado III, con una rotura completa del ligamento peroneo-astragalino anterior y del peroneo-calcáneo, además de un complicado edema óseo. Eso le ha mantenido alejado de los entrenamientos hasta este pasado 15 de diciembre, casi cinco meses después de lesionarse. Es decir, lo que en un primer momento, en la Federación, consideraron que era una lesión de tres o cuatro semanas, al utrerano le ha mantenido de baja casi cinco meses, porque aquellos esfuerzos en Japón para volver le complicaron aún más una dolencia que era desde el inicio muy grave.

En cualquier caso, el jugador quiere dejar todo aquello atrás porque ahora vuelve a sonreír haciendo lo que más le gusta, jugar al fútbol. En algunos momentos de la recuperación llegó a asumir, incluso, que iba a tener que acostumbrarse a jugar con dolor, porque el edema no se reabsorbía y mejoraba muy lentamente. Ahora, sin embargo, sus sensaciones son muy buenas. Y eso se ha refrendado con su primera convocatoria en la presente temporada: es una de las novedades de Ancelotti para el encuentro ante el Cádiz.