Así es el Manchester United de Cristiano, rival del Atlético
La llegada de Ragnick ha reordenado al Manchester United, dependiente de los goles del portugués y las paradas del español. Bruno Fernandes crea y Pogba es una incógnita.
No hay forma de que el Manchester United vuelva a ser lo que era. Con más nombre que amenaza real, el presente del club más laureado de Inglaterra asume un declive futbolístico que necesita de un cambio profundo para enderezar la temporada. Sexto en la Premier, ya lejos de la cabeza, superó la fase de grupos con más golpes de fortuna y de talento puro (Cristiano) que otra cosa. La llegada de Ralf Ragnick al banquillo, destituido Solskjaer, una buena persona que parecía no ser un buen entrenador, insufla cierto aire de optimismo del que habrá que comprobar su verdadero alcance.
En este primer tramo de temporada, el Manchester United se ha cansado de enseñar sus problemas en los ataques posicionales y su fragilidad defensiva. Si Ragnick consigue endurecer la mandíbula de su equipo, al menos se puede esperar una cara competitiva mayor. Nada más coger el cargo, el entrenador alemán ha ordenado una presión altísima, sujeta a 1-4-2-2-2 y una defensa adelantada. Es su conocido gegenpressing de manual, que han emulado entrenadores como Klopp, Nagelsmann y Tuchel. Ragnick pretende recuperar el control del juego y orientar el guion de los partidos a lo que le interesa. Cuanto más lejos esté el balón de la portería de De Gea, que ofrece ahora mismo un nivel elevadísimo como demostró ante el Norwich, mejor le irá al United. Otro desafío para Ragnick será acondicionar la entrada definitiva en el once de Varane, maldito por tanta lesión, y darle mayor presencia a Sancho. El extremo parece empezar a arrancar. La aportación positiva de estos dos jugadores abriría un escenario diferente para su equipo, que cuenta con el favor en la definición de Cristiano Ronaldo. Nunca falla. Además, su implicación defensiva en los primeros pasos del técnico alemán reivindica también su figura.
Al ex del Madrid se le considera la estrella por su incidencia final, pero Bruno Fernandes es tan importante como él. Es el jugador más desequilibrante y de mayor finura. Otros como Rashford, Greenwood o Martial son un peligro en las transiciones, aunque en demasiadas ocasiones van con tanta prisa que no deciden bien. El doble pivote McTominay-Fred, a la espera como siempre de Pogba y el papel que le otorguen, resulta determinante en el equilibrio colectivo. No siempre están bien y ninguno es capaz de llevar la manija del juego. Su irregularidad es una fisura evidente de un Manchester United cuyo mayor descubierto se encuentra en los laterales. Dalot ha entrado en la derecha por las continuas disfuncionalidades de Wan-Bissaka y Telles se jugará la plaza con Shaw. Mientras Varane sale de su ostracismo físico, Lindelöf y Maguire se complementan como centrales. Pero los despistes puntuales están muy vinculados a su presencia y rinden mejor en sus selecciones que en el mítico Old Trafford. Este United no honra la grandeza de su estadio ni de su escudo, pero con el efecto de Ragnick y la audacia goleadora de Cristiano nunca se sabe.