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Sevilla SEV
1
Delaney 37'
Finalizado

ATHLETIC 0-SEVILLA 1

El Sevilla se consuela en Bilbao

Nueva noche aciaga del Athletic, que desaprovechó cinco ocasiones clarisimas de gol. Octavo partido sin ganar de los leones. Delaney impone la ley del más fuerte.

Actualizado a

En Bilbao se acumulan 20 días lloviendo. No para ni un rato para coger fuerzas de cara a otro chaparrón. Si algún día de estos sale el sol para recordar que sigue existiendo por territorio vasco, igual se aprecia un arcoíris. Pues ni ahí será capaz de colar la pelota el Athletic. Una primorosa primera parte, con otro rosario de ocasiones preciosas, reiteró que el gol se ha fugado de este equipo, que su relación con la portería contraria es tóxica. Su inoperancia en área contraria le aleja seriamente de Europa. Ahí donde está el Sevilla, aunque anda medio deprimido tras descolgarse de la Champions a la Europa League. El llanto de Salzburgo va teniendo consuelo con partidos tan afortunados y con una noche que rompió el gafe nervionense con el nuevo San Mamés. Y la pena sigue en el bando bilbaíno, con el octavo encuentro sin ganar y una sensación de impotencia al final que suscitó algunos pitos de la grada, que estuvo inmensa toda la velada. El recuerdo de ese último triunfo se remonta a cuando el cielo estaba despejado en la capital vizcaína, que ya es decir. El periplo ante los tres primeros de forma consecutiva en casa empieza de la peor manera posible. Levantarse con tanto golpe para creer en lo que uno hace es complicado.

En el calentamiento, los visitantes dieron un balonazo sin querer a una espectadora, que tuvo que ser hospitalizada. No es nada grave, por fortuna. El encuentro arrancó pletórico, con tres pulmones resoplando juego. El Sevilla trató de amanecer en quinta marcha para limpiar la cabeza del destrozo europeo. Koundé apareció muy pronto, en el minuto 8, de improvisado lateral derecho. Provocó un desajuste que obligó a sacar gente del plano defensivo. Delaney remató solo y el balón pegó en Lekue para desviarse del camino hacia la meta. Óliver y Óscar Rodríguez se manejaban por dentro y creaban muchas superioridades. Lopetegui pierde profundidad y velocidad por fuera, pero gana en asociación por los pasillos centrales.

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La zaga hispalense se empeñó en sacar el balón jugado ante el avispero de los Williams, no detectó que para esa idea necesitaban velocidad y atención máxima. Iban con una suficiencia que parecía un suicidio. Por ejemplo, Koundé dio un pase de broma que descifró Raúl García. La pelota cayó en pies de Williams, pero la sombra de Bono era muy alargada.

El Sevilla variaba la partitura. Combinaba o tocaba en largo. Mientras, los leones no cambiaban sus impulsos: presión en campo rival y robos para generar peligro. Nico empezó sin espacios, se los comía la zaga visitante, pero en cuanto cogió la matrícula a sus pares, el Athletic creció hasta el infinito. Los mediocentros estuvieron muy presentes en el balcón del área y mandaron dos balones al palo. Vencedor fue el rey. El Sevilla estaba muy incómodo sin el balón y con el artefacto redondo en campo propio caía a los infiernos. Trataba de bajar pulsaciones, porque la tormenta bilbaína se lo comía. Los pupilos de Marcelino veían que aquella fruta caería de madura por pura inercia, pero ya se sabe que su pecado este año es la ineficacia. Estaban cocinando muy bien la noche y solo les restaba el gratinado final.

Iñaki se forraba a generar juego de espaldas. Óscar se resbaló en el 35 y ese balón sin dueño fue despejado de forma defectuosa por Diego Carlos. La tenía para embocar Raúl, pero Bono se hizo enorme. La ley del fútbol de ‘cuando perdonas, lo pagas’ se cumplió tres minutos más tarde. Papu progresó por la izquierda, cedió a Montiel, que la salvó a duras penas hacia Delaney. Este la colocó a la escuadra. Su primer gol con el Sevilla. El Athletic estaba calcando el día del Bernabéu: un juego pletórico, llamativo por las ocasiones… pero sin ningún éxito final. Roza la paranoia lo suyo, un expediente X. No quedó ahí la cosa, ya que entre los Williams salvaron un balón y cedieron a Muniain. Este se adelantó a Koundé y no pudo marcar en boca de gol. El central francés le dejó un buen recuerdo en la espinilla tras el remate. No le pitaron penalti. 0-1 en una primera parte mucho más completa por parte rojiblanca que ante el Villarreal, el último gran recuerdo ganador de este equipo.

Lopetegui charló con su gente en la caseta al descanso. Y salieron gestionado los tiempos sin darse prisa. El Athletic fue perdiendo presión, ya no era tan efectiva porque Fernando bajaba a apoyar a los centrales. Marcelino intentó mover el cotarro con los cambios, pero les costaba producir al nivel de la excelente primera parte. Lopetegui acabó defendiendo con tres centrales, cemento armado. En el 69, Sancet metió un balón profundo a Williams que centró muy bien para Muniain. Pero este completó su noche aciaga enviando con la zurda el balón a las nubes. Sí, esas que llevan 20 días descargando agua en Bilbao.

Clasificación
Clasificación PT PJ PG PE PP
8 23 15 6 5 4
9 23 17 6 5 6
10 21 17 4 9 4
11 21 16 5 6 5
12 20 17 4 8 5
Clasificación PT PJ PG PE PP
1 39 16 12 3 1
2 34 16 10 4 2
3 30 16 9 3 4
4 29 15 8 5 2
5 29 16 8 5 3