El peor rival y el peor sitio
El Barça, a ganar en el Allianz para pasar a octavos. Si el Benfica no gana al Dinamo en Da Luz, el Barça se clasificaría. El partido se jugará a puerta cerrada, una ventaja para los barcelonistas.
Pase lo que pase esta noche en Múnich (21:00 horas Movistar Liga de Campeones) nada será igual para el Barça de Xavi. El equipo barcelonista se juega a una carta y media superar la fase de grupos de la Champions. Para asegurarse los octavos de final tiene que ganar al peor rival, el Bayern de Múnich, en el peor sitio, el Allianz Arena (sigue el partido en directo en As.com). O si no lo logra, esperar que el Benfica falle ante su público en su casa y no pueda ganar a un Dinamo de Kiev que ya no tiene nada que pelar en esta competición. Pero esto es fútbol.
De conseguir la gesta en Alemania en la mismísima cueva del ogro que ha protagonizado las pesadillas de los barcelonistas desde el 2-8 de Lisboa hace un año y medio, Xavi ganaría un crédito ilimitado que le consolidaría como la apuesta correcta. En caso de caer, el Barça pasaría a jugar la Europa League y la presión sobre el nuevo técnico barcelonista aumentaría exponencialmente. Cuando Xavi llegó al banquillo del Camp Nou el equipo estaba a un gol ante el Benfica de asegurarse los octavos de final de la Champions. El Barça no pasó del empate a cero y hoy asume un reto gigantesco.
Hora Ousmane. Tal es la situación en el Barcelona, que todas las miradas se concentran en Ousmane Dembélé, que será titular en Múnich por primera vez en lo que va de temporada y que llega con vitola de gran esperanza.
Aferrado al arma Dembélé, el Barcelona tratará de dar una sorpresa a un Bayern que ya tiene los deberes hechos: son primeros de grupo pase lo que pase y pueden permitirse el lujo de rotar jugadores tocados y no asumir riesgos.
El partido se jugará a puerta cerrada lo que supone una ventaja para los barcelonistas, aunque la experiencia empírica demuestra que eso no es garantía de nada, porque en los cuartos de final de Lisboa, el Bayern, sin público, trituró a los barcelonistas, que desde entonces han penado hasta encontrarse hoy en el peor sitio ante el peor rival.