Bruno, de la calle al Madrid
Al extremo del Sheriff ningún club brasileño le quería y se vio jugando en su barrio. "Mis amigos se reían de mí", dice. Emigró a un pueblo de Austria... y ahora juega la Champions.
En 2014 nadie apostaba por Bruno Felipe Souza de Silva como futbolista profesional. Ni sus propios amigos. “Me veían entrenarme como podía en solitario, jugar en la calle en mi barrio… y se reían de mí”. Lo contó hace unas semanas, exultante, este extremo diestro nacido en Sao Paulo en 1994, agradecido de poder contar su vida, que en lo futbolístico estuvo prácticamente muerta. En Moldavia ha jugado la Champions, contra el Real Madrid, y ha recibido la oportunidad que le negaron una y otra vez los clubes brasileños. “Hice muchas pruebas con varios clubes, pero nunca me llamaron”, recuerda.
En Transnistria ha cristalizado un sueño que le llevó siendo un completo desconocido a Lustenau, un pueblo austriaco de 20.000 habitantes, para probar fortuna en el filial del club local. Su escalada por la zona alpina, posteriormente con el LASK, le permitió emigrar al fútbol griego (Atromitos, Olympiacos, Aris de Salónica…) sin acabar de romper por unas razones u otras el cascarón de la élite. El Sheriff, con 27 años, se lo está permitiendo ahora.
Aquellos días de pensar que quizá el tren del fútbol profesional se le pasaba le mantienen viendo el fútbol casi como un niño, con la mirada inocente. Tras el asalto al Santiago Bernabéu tiró de contactos, su compatriota Vinicius, para llevarse un botín casi inigualable a Moldavia: Vini le dio su camiseta y le consiguió otras dos más del vestuario blanco: la de Rodrygo y la de Alaba.
En este Grupo D de la Champions League con tantos brasileños, en la plantilla de Ancelotti y en la del Shakhtar Donetsk, que parece un equipo más del Brasileirao, Bruno también quiere sacar pecho y que sea a costa del Madrid.