El Leganés de Nafti frena la sangría de goles a través de la posesión
Bajo su mando el Leganés ha sumado dos duelos consecutivos sin encajar, algo que no había sucedido en todo el curso. Tener el balón y evitar pérdidas en campo propio, elementos clave.
El Leganés ha conseguido minimizar su principal preocupación cuando, hace poco más de dos semanas, Mehdi Nafti sustituyó a Asier Garitano como entrenador de los pepineros. La debilidad defensiva se había convertido en un serio problema que, después de tres partidos con el franco-tunecino al frente, parece haberse resuelto, al menos en parte. En este periodo los pepineros han encajado sólo un gol y de penalti, con dos porterías consecutivas a cero (algo inédito este curso) que blindan el ánimo del equipo, otrora deprimido por su incapacidad para reprimir los ataques rivales. Ambas, por cierto, sucedieron con Asier Riesgo en la meta, fruto de la confianza que Nafti ha dado de nuevo al guipuzcoano.
Durante este curso rematar al Leganés está siendo complicado, pero sinónimo de gol casi seguro cuando sucede. Explicado con cifras: el Leganés es el equipo al que menos tiran de Segunda, sólo 147 veces en 16 partidos, ocho remates menos que el siguiente equipo en esta clasificación, Las Palmas, y 36 menos que el líder, el Almería, han que han tirado 183 veces.
Sucede, sin embargo, que más de un tercio de esos remates van entre palos (51) y que de ellos, 19 terminaron en gol, lo que convierten al Leganés en el 7º equipo más goleado de la categoría. Dicho de otra manera, al Leganés le marcan cada 2,68 remates entre palos que le realizan. Demasiado fácil.
Pocos tiros, muchos goles
Ha habido partidos en los que incluso esa media ha bajado. Paradójicamente el partido en el que el rival hizo más daño con menos fue el del debut de Nafti en el banquillo pepinero. Ante el Cartagena, al Leganés le remataron dos veces entre palos y acabó con un gol en contra, aunque de penalti, eso sí.
Algo parecido sucedió ante el Lugo (dos tiros entre palos, un gol en contra), Tenerife (dos remates entre palos, dos goles en contra o Alcorcón (cinco remates entre palos, tres goles en contra) o Almería (un remate entre palos, un gol). Todos, por cierto, los últimos partidos de Garitano al frente del equipo blanquiazul.
“Hay capacidad de mejora, por ejemplo, en el juego directo del rival. También con las pérdidas de balón en campo propio. Eso hace que el grupo pueda perder confianza. Situaciones a balón parado…”, comentó Nafti en su primera rueda de prensa postpartido. Después, insistió en la vía de la mejora defensiva como una de sus claves. “Tenemos que mejorar la contundencia en nuestra área. Pero para trabajar eso necesitas intensidad en los entrenamientos y no hemos tenido tiempo”, analizó a propósito de lo breve de las sesiones apenas aterrizado en Butarque.
La posesión como defensa
Con este análisis sobre la mesa, el Leganés ha trabajado la posesión como herramienta para evitar los remates rivales, algo que se ha visto en los duelos ante Huesca y Oviedo, dos de los encuentros en los que el equipo ha tenido una mayor eficacia en el pase (84 y 79%) y especialmente en campo propio (90% en ambos casos). En esta tarea Recio (por encima del 90% en ambos duelos) se ha convertido en pieza clave. El malagueño es ahora titular indiscutible y el equipo juega al ritmo de su fútbol pausado, lo que minimiza las pérdidas de las que se quejaba Nafti.
Además, el técnico ha apostado por una defensa reconocible, sin apenas rotaciones y firme en esa contundencia que también reclamaba. En este rol el papel de Sergio González también es destacable. El madrileño apenas ha jugado en el tramo inicial de curso, pero con Nafti suma ya dos titularidades consecutivas, el único central que con Bruno, ha jugado dos partidos de los tres que suma el nuevo entrenador blanquiazul.