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UD LAS PALMAS

Un estallido en el Gran Canaria

La U.D. Las Palmas sufre su primera derrota de la temporada como locales ante un Zaragoza que afinó su puntería.

Actualizado a
Alegría de la UD Las Palmas.
Carlos Diaz-RecioDIARIO AS

Arrancaba el partido con algunas novedades en el once amarillo. Especialmente llamativas fueron el debut de Álex Suárez esta temporada y por supuesto la vuelta de Viera al once inicial, pero como decía Mel "prefería al final poner a Johnny de inicio y evaluar y ver cómo va".

Enfrente tenían a un Zaragoza muy engañoso. Los aragoneses se presentaban en Gran Canaria con unos 'mentirosos' 12 goles a su favor en 15 jornadas. Un bagaje goleador que podría llevar a engaño. Porque no era tan manso como decían esas cifras. Bajo esa superficie de sosiego para los rivales con menos de un gol por partido se movían otras métricas mucho más amenazantes para los amarillos.

Y es que los zaragocistas no eran el equipo inofensivo que uno podría esperar. Sino más bien al contrario. Las Palmas se enfrentaba a un equipo no estaba afinado de cara a portería, simplemente. No a un equipo con problemas para llevar la pelota al área rival o que fuese incapaz de generar peligro, sino lo opuesto. Y es que los amarillos estaban ante uno de los equipos que más goles esperados genera en Segunda, moviéndose en cifras similares a Eibar, Valladolid, la propia U.D. y Tenerife. Solo le faltaba materializarlos.

La hipótesis estadística de los goles esperados mide la calidad de una ocasión. Lo hace calculando la probabilidad de que se marque desde una posición concreta del campo durante una fase concreta del juego. Se basa en varios factores anteriores a la realización del tiro tomados como el tipo de asistencia, el ángulo de disparo y la distancia desde la portería, si fue un disparo de cabeza...

Los goles esperados se miden en una escala entre cero y uno, donde el cero representa la imposibilidad de anotar y el uno representa una posibilidad que se espera que el jugador anote cada vez que chuta bajo esas condiciones.

Por eso, cada vez se recurre a modelos avanzados como los goles esperados. Al ser una medida estadística que valora la calidad de las ocasiones creadas. Reduciendo el factor suerte, que como decía Mel "no me gusta emplear esa palabra porque suena un poco vacía", por esta métrica intenta aportar más luz.

Pues bien, antes del partido de anoche, los zaragozanos habían generado jugadas de ataque a lo largo de la temporada para llevar hasta antes del encuentro en Gran Canaria nueve goles más de lo que habían anotado. Todo esto bajo los parámetros de los goles esperados.

Por contextualizar. En Primera se anotan prácticamente 10 tantos por cada 10 goles esperados —9,7 para ser exactos—. Mientras, en Segunda por cada 10 goles esperados que los equipos generan se anotan de media 9. Sin embargo, por ejemplo en el caso de la U.D. Las Palmas, los amarillos han generado 23,44 goles esperados y ha marcado 24. Es decir, marcan lo que generan. Aunque también está el caso del Almería con un ratio de 12 goles por cada 10 goles esperados generados, el que más diferencia positiva tiene de la categoría.

Pero también estaba el caso en el otro extremo. Precisamente el del Real Zaragoza. Quienes, hasta anoche, solo anotaban el 65% de los goles esperados, el equipo peor capitalizaba sus ocasiones en Segunda. Hasta anoche. Porque ante los amarillos, se destaparon y sacaron el mayor rendimiento a sus ocasiones de toda la temporada. En un partido que terminó 2-3 y que —según esa métrica— acabaría en 2,06 goles esperados por los locales frente a 1,94 de los visitantes. Y esa desatinada voracidad aragonesa que había estado acumulando desde el inicio de temporada le acabó estallando en la cara a la U.D.