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LEGANÉS

El Leganés se cae en intensidad

Malestar en el cuerpo técnico por la falta de contundencia individual durante el duelo ante el Fuenlabrada. No es la primera vez que se señala el problema como origen de goles encajados.

El Leganés se cae en intensidadE
JESUS ALVAREZ ORIHUELA DIARIO AS

Asier Garitano se mostró molesto en sala de prensa apenas terminó la derrota ante el Fuenlabrada (2-1). El técnico de Bergara se mordió la lengua, pero fue todo lo severo que se puede dentro de su estilo con sus jugadores, sin citarlos directamente, pero señalándoles de manera velada de un resultado fraguado en el balón parado azulón y en una falta de rotundidad en defensa que ya le ha costado más de un gol a los blanquiazules, no sólo en el duelo regional del domingo.

De hecho, el Leganés sólo ha conseguido mantener su portería a cero en dos de los nueve duelos disputados hasta ahora. Algo muy extraño en los equipos dirigidos por Asier Garitano, que acostumbran tener el rigor y la exigencia defensiva como una de sus reglas sagradas. Y todo siempre a lomos de una intensidad que, para el entrenador, solía ser innegociable. “Si no queremos que los rivales nos pasen por encima tenemos que dar el 110%. Eso es el Leganés”, solía repetir el entrenador en sus anteriores etapas. Ahora el asunto parece haberse olvidado. Al menos no se pone en práctica.

Ahora los pepineros pecan con frecuencia de lo contrario. De carestía en la intensidad. De no ganar duelos individuales y ser, en los choques uno contra a uno, rival sencillo de superar. Y en algunos casos lo hacen de manera individual en fallos que, creen el cuerpo técnico, se basan muchas veces en el simple (y a la vez complejo) arte de ganar disputas. “Es defender”, resumía el propio Garitano en Fuenlabrada.

Una carencia que se hizo especialmente palpable en el 2-1, un gol que llego en el 89’ después de que media docena de jugadores del Leganés se quedaran mirando cómo Villar rechazaba como podía el remate rebotado de Zozulia en Palencia. Ese tipo de desconexiones, extendidas a lo largo de todo el partido en forma de segundas jugadas, rechaces, presiones, etc, son las que están lastrando al Leganés en momentos puntuales. No entrar a por cada pelota como si fuera la última, como resume algún miembro del cuerpo técnico.

Así llegó, por ejemplo, el 1-1 con el que el Lugo empató al Leganés en la jornada precedente. Omeruo no entró con contundencia y Carrillo empató el duelo. En Miranda, Brugué también se aprovechó de la falta de rotundidad del nigeriano. La misma que dio también origen al 0-1 del Ibiza en Butarque en la 3ª jornada. Son todos ejemplos de esas carencias individuales que el banquillo señala y que suman una buena lista de errores pese a sumar sólo nueve jornadas.

Ahora el objetivo de los pepineros es recuperar los bríos que siempre caracterizó a este equipo bajo la batuta de Garitano y disparar un rendimiento defensivo que, insisten al sur de la capital, depende no sólo de lo colectivo, sino también de lo individual. De una actitud que, sin nombrarse, creen por debajo del listón de lo exigible, sobre todo para una plantilla plagada de experiencia y claridad como la pepinera.