El Fuenlabrada ya es la nueva bestia negra moderna del Leganés
En temporada y media tras su reencuentro, ahora en Segunda, los azulones han ganado tres duelos de sus cuatro duelos. El cuarto acabó en empate. Todos, con terremotos en Butarque.
El Leganés tiene nueva bestia negra. Aunque, más que negra, es azulona. No, no se trata del eterno enemigo, el Getafe (también azulón), sino otro vecino incómodo que en los últimos tiempos ha emergido como pesadilla de los pepineros. El Fuenlabrada venció ayer a los blanquiazules por 2-1 en un partido que ha hecho mucho daño en Butarque. Tanto, que ha servido para dar un paso atrás, reformular los objetivos, olvidarse del ascenso y empezar a pensar en la salvación como meta primaria de los madrileños pese a ser uno de los presupuestos más elevados de la categoría y gozar del tercer límite salarial de la categoría.
El de ayer, con el gol de Sotillos en el 90’ no es el primer terremoto que provoca el Fuenlabrada en su reencuentro con el Leganés. La temporada pasada ambos se vieron por primera vez las caras en Segunda y ahí donde los pepineros se anticipaban como gigantes favoritos en todos los sentidos, terminaron menguados a la sombra de su enemigo. En el Torres, el 0-0 cosechado a principios de enero aún por el equipo de Martí fue anticipo de su despido, que llegaría una jornada y varias semanas después por culpa de Filomena.
Poco después, ya en marzo, se volvieron, los vecinos se volvieron a ver las caras en Butarque. Llegó el Leganés como favorito lanzado tras sumar siete victorias en nueve partidos (sólo una derrota), pero en La Avenida de los Once Leones sólo mandó un Fuenlabrada que no sólo ganó 0-2, sino que sentenció a Pichu Cuéllar (desde entonces no volvió a jugar con el Lega) y también inauguró un periodo de inestabilidad y dudas (sólo un triunfo en seis partidos) que bien pudo costarle a los blanquiazules sus opciones por pelear el ascenso directo.
Infortunio para el Lega que incluso se extendió en pretemporada, cuando el Leganés cayó en la ID Butarque por 0-2 en un partido que sirvió para anticipar lo que vendría después: los problemas de puntería y defensa del Leganes y un comienzo de temporada irregular que ahora tiene a los pepineros cerca del incómodo abismo de los últimos puestos.
Un asunto que, además, se mezcla con la creciente rivalidad que desde el Torres se está intentando inyectar a estos partidos que en Butarque, más que como derbis de alta intensidad, se ven como duelos regionales alejados de la tensión que provoca el que es considerado único derbi del sur para los blanquiazules, el que les mide al Getafe. Sin embargo, la racha de infortunios cosidos al nombre del Fuenlabrada empieza a labrar una creciente competitividad que, quién sabe, podría reactivar en breve la rivalidad entra ambos vecinos. Por ahora, el Fuenla ya está haciendo su trabajo. Ya es la nueva bestia negra del Leganés.