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ATHLETIC

Marcelino, profeta en su tierra

Ovacionado por su gente, pronunció el pregón que inauguró el Festival de la Manzana de Villaviciosa. "Siempre recuerdo mis raíces. No olvido nunca de dónde vengo".

Actualizado a
Marcelino, en Villaviciosa

Marcelino García Toral es profeta en su tierra. Allá por donde va, el técnico del Athletic ejerce siempre de asturiano y se muestra orgulloso de sus raíces, en Careñes, un pueblito perteneciente al concejo de Villaviciosa, en la zona centro oriental costera de la región. Ayer pronunció el pregón que inauguró el Festival de la Manzana de Villaviciosa, que alcanza la XXXIII edición del 8 al 12 de octubre. Se trata de la 'capital manzanera de España’, de homenaje a su fruto más simbólico y la fiesta ha sido declarada de Interés Turístico Regional.

El técnico rojiblanco ha aprovechado el parón por las selecciones y el descanso que ha dado a los chicos este fin de semana para pasar unos días en su tierra. Con presencia de las reinas y reyes del Festival, García Toral pronunció el pregón en un acto que contó con la Banda de Gaites Villaviciosa. En la presentación estuvo presente el alcalde Alejandro Vega, quien invitó a disfrutar de los festejos y la directora General de Desarrollo Rural y Agroalimentación del Principado Begoña López, entre otras autoridades

García Toral agradeció la presencia de la gente en la "emblemática" Plaza del Ayuntamiento. "Comprenderéis que no me pare mucho en destacar la emoción que siento en este momento, al tener el honor de pregonar una de las señas de identidad más características de Villaviciosa, como es el Festival de la Manzana. Para un maliayés, de Les Mariñes, de esa parroquia que me vio nacer, de Careñes, es un orgullo, que quiero agradecer desde el inicio a nuestro alcalde y a la Corporación municipal", se arrancó Marcelino. Ahora que la pandemia remite, aunque aún se mantiene la distancia social en muchos eventos, el entrenador resumió que es un "privilegio" ser el pregonero "en la edición del reencuentro... nos volvemos a juntar y a disfrutar de la compañía de vecinos y visitantes. Esta no es una edición más". Más adelante quiso tener un recuerdo "para todos los que se han ido, han sufrido la enfermedad, o sus consecuencias".

Le acompañaban su madre Raquel, su mujer Mary "y desde el cielo mi padre, el auténtico Marcelino". "Durante mi infancia en Careñes -fue desgranando-, mis abuelos hablaban de ganadería y mis padres de árboles y camiones. Mi padre los talaba y los transportaba a las fábricas papeleras del País Vasco. También se hablaba un poco de fútbol porque a mí me gustaba jugar con los amigos en los praos y en las caleyas".

García Toral confesó que sigue guardando muy buenos recuerdos de su niñez "en esta maravillosa tierra". "A los nueve años mis padres decidieron que debía ir interno al colegio San Francisco, en Villaviciosa, y aquella decisión fue dura para toda la familia. Para mis padres porque era su único hijo y nos separábamos, y para mí porque acostumbrado a ser el “guaje” protegido por padres y abuelos empezaba algo nuevo distanciado de las personas que más quería", relató sobre su vida. "Fueron cinco años que forjaron mi personalidad. Al principio fue duro, pero con el paso de los meses aprendí en esa etapa de formación los valores que me han servido para afrontar la vida con compromiso y responsabilidad".

De pequeño iba a 'pañar a la pumarada' (recoger las manzanas) "y de esa manera comprendí lo importante que eran les manzanes para nuestra tierra". Las fiestas del portal, típicas de su tierra, le encendían la ilusión "aunque reconozco que me disgustaba que al día siguiente empezara el internado". Los veranos en Careñes le permitían disfrutar de la diversión y el aprendizaje propios de la juventud. Ya de mayor, convertido en un gran jugador y luego técnico, volvía a casa y compartió con su padre la experiencia de 'mayar les manzanes' (machacarlas) y también de aprender a corchar las botellas. "Aquellos maravillosos años los recuerdo con mucho cariño y nostalgia. Mi padre fue un hombre que disfrutaba bebiendo sidra. En casa todos los días se consumía, al menos una botella, para acompañar la comida. Sé que hoy se emocionaría viviendo este momento tan especial si estuviera aquí. Él siempre fue un enamorado de la sidra".

Su discurso, como siempre muy elaborado entró después en el terreno de la emoción: "Disfruto de esta tierra que me vio crecer y de su gente. Aprendí a beber sidra en mis primeros años como entrenador en mi querido Lealtad, donde conservo amigos y afectos inolvidables. Muchos de los que vivís aquí sabéis que cada vez que regreso a casa es fácil encontrarme en cualquier sidrería compartiendo con amigos y familia un buen culín de sidra. ¡Préstame mucho!".

En la edición de 2007 dio el pregón del Portal, el momento en que el Festival pasó a celebrarse en estas fechas de octubre. "Ello me ha permitido que, de nuevo, pueda ejercer con orgullo, de embajador de mi tierra asturiana, en especial de Villaviciosa. Y hoy, de la mejor manzana, y la mejor sidra, que, para mí, y para la mayoría, es la manzana y la sidra de Villaviciosa. Llevo algunos años de mi vida viviendo fuera de Asturies, en otras partes de España, y siempre recuerdo mis raíces. No olvido nunca de dónde vengo. Y no olvido nuestras señas de identidad, de Villaviciosa y de Asturies, y de nuestra sidra. Observó que ahora que reside en Euskadi, donde también hay cultura sidrera, "bien distinta de la nuestra, pero pujante", él siempre hago de guardián y defensor de la bebida asturiana. "Ante una botella de sidra, yo siempre digo, con orgullo, que soy de Villaviciosa, de la Capital Manzanera de España. En estos días, la prensa deportiva nacional, y los medios de comunicación del País Vasco, se han hecho eco de este pregón. ¡Cómo presta! leer en Bilbao o en Madrid, noticias positivas de Villaviciosa", finalizó.