INICIA SU CARRERA EN SOLITARIO
Entrevista Bettoni: "Zidane tenía una doble responsabilidad"
David Bettoni (Saint Priest, 1971) formó junto a Zidane el mejor Madrid de su historia reciente. Ahora inicia una nueva etapa como primer entrenador.
Irradia vitalidad. Con sus gestos y con la viveza de su mirada. Habla de fútbol con pasión. Siempre ha querido mantenerse en un segundo plano porque entendió que la figura de Zidane lo merecía. Juntos dieron forma al mejor Real Madrid de su historia reciente. Y defiende que en parte Zidane protagonizó una revolución en el fútbol. Ahora emprende una nueva aventura como primer entrenador: “Lo voy a llevar con pasión, con ganas de lograr algo importante”. Pronto le verán en un banquillo de primer nivel.
¿Se acostumbrará al traje?
(Risas). Seguro, tengo origen italiano y nos gusta la moda. Ya tuve la oportunidad de dirigir dos partidos en Primera con el Madrid y estaba cómodo con él.
¿Cómo ha sido el proceso hasta tomar la decisión?
Todo ha pasado en los tres o cuatro meses finales de la pasada temporada. Hablé mucho con Zizou, porque tenemos una amistad que sobrepasa el fútbol. Son más de 35 años de relación, es como un hermano para mí. Él siempre me ha dicho que estoy capacitado para entrenar solo, y cuando fue más insistente, quizá tuve la sensación de que él quería tomarse un descanso, parar un poco.
Y usted eligió seguir...
Pensé: ‘¿Por qué no?’. Al final, tengo confianza en cómo veo el fútbol. Y este verano, estando parado, llamé a Zizou para decirle: “Estoy listo mentalmente”.
¿No le da vértigo?
En realidad estoy abierto a todo. Amo España, donde llevo viviendo ocho años, tengo pasado italiano y hablo el idioma, soy francés y ese fútbol ha crecido mucho… Se trata de esperar a que llegue un proyecto que me haga feliz y en el que yo pueda aportar cosas.
Tiene usted una imagen un tanto enigmática. ¿Quién es realmente Bettoni?
Un hombre sencillo, familiar... Tengo una gran pasión por el fútbol, me gusta estar con el jugador, intentar ayudarle a que dé el máximo. En general, suelo buscar el equilibrio.
¿Recuerda el día en que conoció a Zidane?
Sí, sí, claro… Yo venía de Lyon y él de Marsella, y nos vimos el primer día de pretemporada con el Cannes. Cuando lo vi entrenar supe que era un gran ejemplo para mí. Teníamos 16 añitos…
¿Cómo se hicieron amigos?
Yo no estaba acostumbrado a entrenarme todos los días y me salieron ampollas en los pies. Debía tratarme, y Zizou era el único que tenía bidé en su habitación. Se ofreció para que lo utilizara… Desde el principio conectamos muy bien.
¿Era una residencia?
No exactamente, era una gran casa con habitaciones. Había allí 50 futbolistas. Y empezamos a pasar mucho tiempo juntos. Había muchas cosas que nos unían, tan jóvenes fuera de casa, de un origen parecido, con padres que habían tenido que emigrar para buscar un futuro para sus hijos… Éramos como hermanos, estábamos siempre juntos, fuera y dentro del campo.
¿De qué jugaba usted?
Mediocentro defensivo, como Casemiro o Deschamps… Fui profesional hasta los 32 años, pero mi carrera no fue top.
¿Fueron a Italia juntos?
Yo voy un año después que Zizou a la Juve, pero incluso él me ayudo a través de su agente a buscar equipo. Yo quería conocer aquel fútbol y fui seis años.
¿En qué momento uno decide ser entrenador?
Mire, cuando yo empecé en el Cannes, teníamos de entrenador a Guy Lacombe. Lo tuvimos allí Zizou y yo, con 16 años, y curiosamente luego se cerró el círculo, porque él también nos ayudó a preparar los diplomas de entrenador profesional a los dos.
Una bonita historia…
Pues con 16 años, Lacombe ya me decía que yo podía ser entrenador, porque entendía el fútbol, era el capitán, tenía liderazgo, hablaba con la gente… Y ha sido algo que siempre ha estado dentro de mí, el pensamiento de que seguiría en el fútbol tras retirarme. Italia también fue muy importante para mí, porque se respira la táctica…
Zizou diría que Lippi fue un gran referente para él… ¿Cuáles fueron los de Bettoni sin haber estado en la élite?
Tengo un punto de autodidacta, claro, pero es verdad que mi año con Lacombe fue vital para aprender la eficiencia, la constancia, el trabajo… En Italia tuve dos técnicos atípicos, hablamos de la Italia de los 90, claro, la del bloque bajo, de defender, de esperar el fallo del rival... Pero ellos dos no. Uno era Corrado Orrico, que siendo de la vieja escuela tenía una manera de motivar a los jugadores que me enamoró. Y me quedé con ese modo de hacer de dar cariño y picar. Es muy útil. Y tácticamente era muy versátil. Y el segundo era físicamente igual que Zeman (risas), se llamaba Adriano Cadregari y jugaba un 4-3-3 muy mecánico.
Menuda memoria, habla de hace 30 años...
Cadregari discutía mucho conmigo, me decía que no me adaptaba a su fútbol. Y terminé jugando como titular la final de la Liga. Aprendí mucho de él, sobre todo el juego de posición.
Usted y Zizou estuvieron en dos Madrid muy diferentes, uno con Cristiano y otro sin él. ¿Cómo gestionaron eso?
Zizou fue muy inteligente. Cuando cogimos el Madrid en enero de 2016, el equipo estaba hecho. Le faltaba quizá un poco de confianza. Y Zizou da una lección de cómo se maneja una plantilla cargada de estrellas, tanto, que ganamos tres Champions. Fue, además, el primer entrenador de élite que se atrevió a hacer rotaciones masivas. Nadie antes lo había hecho. Así luego ganó el doblete. Pero con Keylor, Marcelo, Ramos, Modric, Kroos, Benzema… el equipo estaba hecho.
¿Y en la segunda etapa?
La pregunta era otra: ¿cómo vamos a hacer sin los 40 goles de Cristiano?
¿Qué ideó Zidane?
Había que ser más fuerte defensivamente, hacer un fútbol más equilibrado entre ataque y defensa. Los jugadores entendieron bien que no se trataba de jugar defensivo, pero sí de que el equilibrio era la llave para poder ganar algo. Y creo que hicimos un fútbol diferente, cambiando cosas en el sistema, con tres atrás, con un 4-4-2… Ganamos menos, pero crecimos mucho más como entrenadores y como hombres.
¿Cómo valoraría lo que Zizou ha hecho en el Madrid?
Hizo algo espectacular con sólo la experiencia de un año y medio en el Castilla. Hay que pensar en la presión que sintió: él era el icono, la leyenda… Para él era una doble responsabilidad. Y creo que a nivel de crítica se fue un poco injusto con él. Había veces en que estábamos tocados, porque al final el fútbol es un juego, estamos aquí para dar alegría a la gente y no todos pueden ganar. En el Madrid no se puede decir eso, pero yo lo voy a decir.
¿Tanto desgasta?
Sí, también para un segundo técnico. Entras a un vestuario cargado de jugadores enormes que quieren ganar, y tienes la responsabilidad de llevarlos a la cima. Hay mucha exigencia, ves el estadio, la gente en la calle, los periódicos, el presidente… Es ganar, ganar... Esa es la palabra aquí, ganar, y hay que prepararse física y mentalmente. Y quema mucho.
¿Le leyó la carta Zidane antes de publicarla?
No. Yo sabía que iba a hacer algo, que quería explicarse, y aunque imaginaba el contenido, obviamente, lo descubrí al tiempo que los demás.
¿Habló con usted antes para decirle que lo dejaba?
Sí, sí, eso sí… Yo lo sabía desde hacía tiempo. Sobre la carta, cada uno puede opinar. En mi caso es mi amigo, es mi entrenador y yo voy a apoyarlo siempre. Siempre estaré con él.
Se habla de revoluciones en el fútbol. El Ajax de Rinus Michels, el Milan de Sacchi, el Barça de Rijkaard y Guardiola…
Claramente… Esta última no sólo era la posesión de balón, había mucha variedad ofensiva. Es difícil decir esto para un madridista, pero el Barça de Guardiola fue para mí una referencia, como de alguna manera lo fue el Madrid de Zidane con las tres Champions.
Pero Zidane no introdujo ningún elemento diferenciador...
Muchas veces la diferencia es la personalidad del entrenador. Zizou no tiene la personalidad de Guardiola o Sacchi, pero hizo un equipo a su imagen. Zidane sabe adaptarse, confía en la gente, saca el 100% de los jugadores. Y eso fue un estilo en sí mismo. Su Madrid tenía identidad y quedará en la historia como el ‘Madrid de Zidane’.
¿Lo cree?
Para ver esto hay que fijarse en algo concreto, y yo digo que la final ante la Juve fue muy bonita, muy especial. Fue un referente. Y cuando la primera Champions, remontamos en Liga al Barça hasta quedar a un punto. Se jugó muy bien y metimos muchos goles. En nuestro segundo año, con Marcelo y Carvajal… ¡Diez asistencias cada uno! El tema está en que hay entrenadores que saben vender su trabajo y otros no…
¿A qué se refiere?
No estoy diciendo que Guardiola, Luis Enrique o Klopp vivan de vender su imagen, digo que la forma de ser de Zidane quizá no ayude a que la gente lo valore. Su fútbol no era muy claro, como el de Guardiola, o muy táctico como el de Sacchi, pero tenía mucha identidad. ¡Hemos ganados dos Champions jugando con un rombo, con un mediapunta y dos puntas, y con dos laterales altos, sobre todo Marcelo! Para mí, es una referencia. Mire cuántos equipos han ganado una Champions jugando con un rombo en la media.
¿Y cuál ha sido la última gran revolución en el fútbol?
Creo que ahora los jugadores, físicamente, están muy, muy preparados. Esa es la última gran diferencia. Son capaces de repetir esfuerzos en el campo, sprints de 30 o 40 metros, y la suma de todos es lo que posibilita tener una presión fuerte, exigir al rival. Es un fútbol de intensidad, de fuerza, de poco espacio. Por otro lado, creo que ya no hay equipos pequeños en la élite. No es que el nivel de los de arriba haya bajado, es que el de los de abajo ha subido. Y todo se ha comprimido.
¿El Chelsea es el ejemplo?
Es el que más me ha impresionado en estos seis años. Por eso, por la capacidad de repetir sprints, por la agresividad, por una organización top, jugadores con calidad técnica, mentalmente fuertes… Fueron justos vencedores de la Champions.
¿Dónde se juega mejor ahora?
Inglaterra está siempre mejorando, pero no sólo por los jugadores, también llegan entrenadores de diferentes países que llevan metodologías diferentes. Y es enriquecedor. Ya no es el fútbol de segunda jugada. En Francia, donde se acostumbró a hacer siempre un fútbol muy físico y poco táctico, ahora hay entrenadores bastante atrevidos. Me ha sorprendido el inicio de la Ligue1. En Italia ya van cuatro años cambiando, jugando con tres delanteros, con defensas de tres con carrileros ofensivos… En cuanto a España, admitiendo que todo es cíclico y que ya no está gente como Cristiano, Messi o Neymar, nunca dejará de ser un referente. Hay muchos equipos top más allá de los de siempre, con Villarreal, Sevilla, Real Sociedad, el Levante el año pasado… Cada país tiene su idiosincrasia.
¿Cree que hay un sistema mejor que otro?
La fuerza de un entrenador es poder adaptarse. Me gusta el 4-3-3 si tengo un Casemiro. Y si no lo tengo, quizá con el doble pivote alcanzaré más equilibrio ofensivo-defensivo. Es importante ver qué tipo de punta tienes. Si es Benzema, por suerte, puede abarcar mucho más… Lo importante es trabajar muchos sistemas para poder cambiar cuando haga falta.
¿Cómo se imagina Bettoni su carrera?
Lo voy a llevar con pasión, con ganas de lograr algo importante, de hacer feliz a una afición y a unos jugadores. Quiero disfrutar, asumir mi responsabilidad. Es un reto, pero lo tomo con mucha tranquilidad aun sabiendo que en el fútbol sólo vale ganar.