Griezmann, ante sus demonios
El francés regresa a Milán, a San Siro, escenario de uno de sus momentos más duros con el Atlético: el penalti fallado en la final de la Champions ante el Madrid.
Uno de los demonios de la historia de Griezmann en el Atlético se esconde en una de las porterías de San Siro. Y a ese lugar vuelve el equipo rojiblanco esta noche. Y el francés también, en su regreso al Cholo. Será este un partido muy fijado a la efeméride. Primera vez que regresan los rojiblancos tras aquella noche de mayo de 2016, cuando dos años después de Lisboa, tenía la posibilidad de su revancha, ante el Madrid. Pero la madera se interpuso entre sus planes. Primero ante Griezmann. Después, ante el penalti de Juanfran.
Pudo haber cambiado el rumbo de todo el botín de Griezmann, empatando el tanto inicial de Ramos. Sucedió nada más comenzar la segunda mitad. Pepe derribó a Fernando Torres en el área y Clattenburg, el árbitro, no dudo en llevarse el silbato a la boca para castigarlo con su pitido. Penalti. Fue Griezmann el que agarró la pelota y la posó en el punto, dispuesto a enfrentarse a Keylor Navas. Era ya en ese momento el francés el jugador franquicia del Cholo y del aquel Atlético... Pero quiso ajustar tanto su lanzamiento, quiso hacerlo tan imparable, que lo envió demasiado arriba, al travesaño. En diversas entrevistas, después, lo ha confesado. Ese penalti aún le duele. Aún se siente culpable de que el Atleti no saliera venceder de aquella Champions.
Declaraciones con dolor
"Creo que mi penalti fallado fue lo que nos hizo perder la final, porque estábamos tan bien y, estoy seguro de que si lo metía, hacíamos el segundo enseguida", aseguró en una entrevista con la UEFA, tiempo después. Se marchó del Atleti al Barça, incluso, y para él San Siro seguía siendo una palabra llena de demonios, como le reconoció a Valdano en una entrevista la temporada pasada en Universo Valdano. "Estoy seguro de que habría sido otra historia si lo hubiese metido", declaró. Hoy está de vuelta al Atleti y, aunque aún deba encajar, podrá mirar de frente a ese fantasma. Con la posibilidad de espantarlo.