A Thiago se le acaba el tiempo
El centrocampista español ha empezado el curso a medio gas por una lesión y la explosión de Elliott, junto a la buena forma del resto, le obligan a ponerse las pilas.
Thiago Alcántara parecía caer de pie en Liverpool cuando aterrizaba en el John Lennon Airport hace un año. Campeón de todo con el Bayern de Múnich, era una petición expresa de Jürgen Klopp. Con ganas de probar una nueva experiencia justo con la treintena en el horizonte (cumplió 30 el 11 de abril), el internacional español decidía poner punto final a su etapa en el Bayern. La Premier se presentaba como un reto que Thiago tenía en sus botas el superar. Ahora, a unos días de cumplir 12 meses como red, el balance es irregular y el contexto actual le presenta una batalla contra el reloj, puesto que parte en desventaja.
De perfil diferente del resto de centrocampistas con los que Klopp contaba, y cuenta, el mayor de los Alcántara parecía esa pieza que faltaba al engranaje del campeón de la Premier. Pero la andadura comenzó con el gesto torcido. La COVID-19, primero, y una lesión de rodilla, después, le hicieron perderse un total de 21 partidos de manera consecutiva. A su regreso no tardó en hacerse con un puesto en el once titular, pero su impacto, también marcado por una marcha complicada del equipo, era mucho menor al del Thiago de Múnich.
Alternando momentos brillantes con otros más oscuros, los primeros llegaban con el esférico, mientras que las críticas aparecían cuando tenía que robarlo. Jamie Carragher, leyenda del Liverpool, llegó a reconocer que le daba "pena". "Es genial con el balón, pero todo lo contrario sin él", comentó el excentral el pasado mes de marzo. En verano llegó la Eurocopa y la explosión de Pedri le cerró el grifo de los minutos: jugó cuatro partidos, pero ninguno como titular.
Contratiempos inesperados
Ahora, con un nuevo curso por delante, es otra joven perla la que le complica el que debería el año de su redención. Harvey Elliott, a sus 18 años, como Pedri, se ha erigido como la nota más altisonante, por inesperada, del inicio de la temporada. Se esperaba que el polivalente futbolista (es extremo, pero está jugando como interior en el centro del campo) saliera cedido de nuevo, visto el éxito de su paso por el Blackburn (7 goles y 11 asistencias), pero Klopp dijo 'no'.
La salida de Wijnaldum dejó un hueco importante en la sala de máquinas y el alemán entendió que Elliott estaría mejor a su lado. Titular en dos de las tres primeras jornadas, ha destacado hasta el punto de ser el mejor 'fichaje' del verano. "Es como un nuevo centrocampista", dijo el técnico en pretemporada. Y no le faltaba razón, puesto que se ha adaptado a las mil maravillas a la demarcación. Además, Naby Keita u Oxlade-Chamberlain han comenzado la campaña con claras intenciones de cambiar su paradigma personal, regalando grandes actuaciones cuando han gozado de minutos.
Una contrarreloj
Thiago, por su parte, no pudo disfrutar de una pretemporada al uso. Por estar con la Selección en la Eurocopa primero y luego por unas dolencias musculares que le vuelven a obligar a partir desde boxes (ha salido desde el banquillo en las dos últimas jornadas). A priori, el puesto de titular debería ser suyo, pero parece complicado que en estos momentos se apague la llama de Elliott, más si cabe en un Liverpool ávido de nuevos valores.
Si este año, con el adiós de Wijnaldum, apuntaba a ser el trampolín al renacimiento para Thiago, ahora se encuentra con varias complicaciones más mientras ultima su puesta a punto. El parón internacional debe ser oxígeno para el nacido en San Pietro de Vernotico si no quiere recuperar el tono cuando ya sea demasiado tarde. A Thiago se le acaba el tiempo.