Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

ESPAÑA - GEORGIA

Badajoz no admite tropiezo

España debe ganar a Georgia para seguir aspirando al pase directo al Mundial. Sarabia, posible relevo de Gerard Moreno en el ataque. En Tiflis, La Roja batió a Georgia con un gol en el 92'.

Luis Enrique da instrucciones a los internacionales en el último entrenamiento previo al partido de esta noche frente a Georgia en el Nuevo Vivero de Badajoz
AFP
Ampliar
Fernández Menéndez, Miguel Án

"Estoy con la moral a tope". La frase es de Luis Enrique apenas 24 horas antes del partido que España y Georgia disputan hoy en Badajoz. Un duelo que, mirando el ranking FIFA de ambas selecciones y la historia del fútbol, no suena a fiesta grande pero que ha adquirido un tono tan serio y grave como la voz de Francisco Umbral. ¿Recuerdan? El tropiezo ante Grecia en el arranque de las eliminatorias mundialistas y el batacazo del jueves en Suecia obligan a ganar para seguir aspirando al pase directo a Qatar 2022. De ahí que tratemos de convencernos de que Luis Enrique tiene la moral como dice tenerla y de que esa frase contagia a un grupo de jugadores que tiene ante sí su primera gran reválida como Selección

"Juntos somos más fuertes", dijo a su vez Sergio Busquets en la rueda de prensa de ayer como un reclamo para la afición. Habrá, y de la buena, en el Nuevo Vivero de Badajoz, que no es testigo de un partido de La Roja desde 2006, saldado con un 4-0 a Liechtenstein en las eliminatorias rumbo a la Eurocopa de 2008, donde comenzó todo. Ese aliento de los 8.500 espectadores que permiten las restricciones sanitarias por la COVID lo agradecerá especialmente el jugador azulgrana, muy gris en la derrota del jueves en Solna. De nuevo volverá a llevar la manija junto a Koke con el previsible atracón de tiqui-taca ante una Georgia que apostará por el contragolpe. Esa parece ser la receta de Willy Sagnol, cuyo entramado a punto estuvo de costarnos un grave problema en el partido disputado en marzo en Tiflis. Entonces, solo un gol de Dani Olmo en el minuto 92 permitió volvernos de tierras caucásicas con los tres puntos en el bolsillo. Ese es el único botín que hoy contemplamos. Sólo vale ganar y por cuantos más goles mejor con vistas a calculadoras y posibles desempates cuando las eliminatorias echen el cierre allá por el mes de noviembre.

Para ello es indispensable reparar los trasquilones que Isak y Kulusevski hicieron en nuestra defensa hace cuatro días. Eric Garcia sufrió más de la cuenta, pero Luis Enrique reiteró ayer su plena confianza en el central del Barça, que podría volver a formar pareja con Laporte. Lo único claro es que el seleccionador no podrá repetir el tridente que salió de inicio en el Friends Arena, puesto que Gerard Moreno se vio obligado a abandonar la concentración de la absoluta por molestias en el muslo derecho. Sarabia se antoja el relevo natural, con Morata y Ferran Torres como socios para tratar de abrir la lata georgiana. En el centro del campo habrá que ver si el gol marcado a Suecia mantiene las puertas de la titularidad abiertas para Soler; en caso de optar por mayor empuje, quizá Marcos Llorente tenga su oportunidad en el Nuevo Vivero.

Georgia aterriza en España con el ceño fruncido. La derrota en casa ante Kosovo (0-1) ha supuesto un jarro de agua fría para quienes se empeñaban en ver brotes verdes desde la llegada de Sagnol al banquillo. No sirve de excusa, pero es cierto que la ausencia de Khvicha Kvaratskhelia supone una ventaja extra al rival. El extremo del Rubin Kazan, autor del gol con el que los georgianos se adelantaron en el marcador en el partido de ida contra España, no llega a tiempo al partido pues aún se recupera de una lesión. Ese parte de bajas engorda con Saba Lobzhanidze y Otar Kiteishvili, mientras que Georgiy Tsitaishvili se adivina como la nueva perla ofensiva del equipo. Un bloque que con su 4-4-2, con esas dos líneas bien juntitas y casi de hormigón, pretenderá desquiciar a una Selección española que debe reconducir cuanto antes el mal rumbo en estas eliminatorias. A uno le da por repasar los otros grupos y, al ver a selecciones como Países Bajos o Alemania segundas de grupo, le empieza a picar todo el cuerpo. La palabra repesca hay que guardarla en el cajón. Prefiero quedarme con la palabra victoria. Esta noche. No queda otra.