NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

ATLÉTICO DE MADRID

Lemar se gana al Metropolitano

El francés se ha desinhibido, se siente importante y está mostrando su mejor vesión como interior. A su partidazo sólo le faltó el premio del gol.

Actualizado a
Lemar conduce el balón contra el Villarreal.
Chema MoyaEFE

Thomas Lemar ha encontrado su lugar en el Atlético, ha conseguido recuperar el esplendor del Mónaco y la competencia interna del club rojiblanco no le ha mermado lo más mínimo, le ha motivado para seguir mejorando. El francés fue la luz del ataque colchonero en la primera mitad del partido contra el Villarreal, unos 45 minutos a un nivel enorme que llevaron al Atlético a cuajar momentos de gran fútbol donde únicamente faltó el gol.

Y estuvo a punto de llegar en dos ocasiones muy claras con el francés y su conexión con Trippier como grandes protagonistas. Lemar ha aumentado notablemente su área de influencia desde que participa como interior, y es capaz de aparecer por todos los lados del frente de ataque, aunque con Carrasco ha desarrollado una afinidad especial en la izquierda. Sin embargo, su gol pudo llegar generándose desde la derecha, abriendo con habilidad a Trippier y recibiendo el centro del inglés, pero su derechazo se topó con una gran parada de Rulli y con el palo. En el rebote volvió a intentarlo con su pierna menos hábil, pero el disparo se marchó por arriba.

Lemar se gana al Metropolitano
11
Lemar

Y por la otra banda, en su costado favorito, se desmarcó al espacio por velocidad, puso un centro precioso con su zurda para Trippier, cuyo cabezazo no se convirtió en su primer gol con la camiseta del Atlético por la intervención providencial de Mandi. También dejó una gran asistencia de cabeza para Correa, que recortó a Rulli y dejó atrás a Carrasco cuyo remate también se estrelló con una pierna rival. Lemar ha afinado su capacidad técnica sin quitarse el mono de trabajo, convirtiéndose en todo un soldado de Simeone. Es el encargado de saltar líneas para ayudar a la delantera en la presión y el primero en dejarse la piel para colaborar en el repliegue defensivo.

Dos jugadas dejaron a las claras su gran evolución táctica. La primera, haciendo el esfuerzo para cubrir el carril izquierdo y acabar despejando de cabeza un centro del Villarreal después de que Carrasco se hubiese quedado dolorido en campo rival en una jugada donde pidió penalti y la segunda cometiendo una falta por la que vio una rigurosa amarilla, pero cubriendo las espaldas de Koke para taponar la salida de Gerard Moreno por el centro. Unos sobreesfuerzos que pudieron influir para que en la segunda mitad su participación fuese disminuyendo hasta acabar sustituido.

Lemar se ha desinhibido, se ha quitado esa presión que parecía pesarle en su llegada en el Atlético y ha encontrado su posición ideal sobre el campo como interior con libertad de movimientos en ataque. El francés quiere ser un líder, la pide, organiza y está con una chispa que sólo Correa y Carrasco tienen. Le costó entrar en la dinámica del equipo, Simeone defendía sus minutos por la gran aportación de Lemar en los entrenamientos, pero su calidad no se desarrollaba en los partidos. Ahora, a sus 25 años, se ha encontrado la mejor versión del ‘11’. Todavía le falta sumar cifras de cara a puerta, goles y asistencias que se quedan a las puertas de llegar y tener continuidad durante los 90 minutos, pero su brillo cada vez es mayor.

La afición del Wanda Metropoilitano ha podido comprobar en estos dos primeros partidos de vuelta al estadio el salto de calidad que Lemar había llevado a cabo el curso pasado, cuando con las gradas vacías se fue empezando a ver al gran futbolista que tiene dentro. Lemar reclama galones y Simeone se los da, titular indiscutible en su esquema pese a la llegada de Rodrigo de Paul o la evolución también notable de Kondogbia. El francés tuvo que celebrar el título del curso pasado desde fuera del campo por una lesión sufrida en el Camp Nou y quiere ser cada vez más líder del Atlético. Un fichaje que necesitó un periodo de adaptación más largo, pero que apunta a ser una pieza fundamental en el futuro y así se lo ha hecho saber a su afición.