La nueva senda de José Arnáiz
Garitano lo explota como ‘9’ por sus virtudes (velocidad y desborde) pero también por sus defectos (el técnico admite que le cuesta físicamente defender). Ya es el pepinero que más tira.
José Arnáiz es jugador polimorfo en una virtud que a veces parece condena. Porque la variedad puede ser ventaja intermitente. Como en este inicio de temporada en el que el talaverano vive en la indefinición de no sentirse ni extremo, ni delantero pudiendo ejercer de lo uno y de lo otro. Su presencia en el ataque del Leganés (más el cómo que el qué) es una de las mutaciones novedosas de un Garitano que ha agitado al ex del Barça para usarlo de maneras inusuales con resultado positivo, pero insuficiente. De nuevo lo inusual llamando a la puerta del 10 blanquiazul.
Explicarlo requiere tantos rodeos como los que ha dado para asentarse de titular en este equipo en el que su entrenador prefiere, por ahora, sacarlo de su hábitat y colocarlo como lo que no termina de ser: un ariete puro. Jugar en punta no es novedad para Arnáiz, pero casi siempre que lo ha hecho, ha sido como acompañante de un ‘9’, más que como llanero solitario del área. Ahora, sin embargo, Garitano lo ha aislado para ejercer solo en punta. Como ariete puro, puro. Y el resultado lejos de ser malo, ha resultado bueno… aunque incompleto.
Ante el Burgos, el Leganés se desplegó con un 5-3-2 en el que Arnáiz ejerció como hombre más adelantado. Fruto de su velocidad y capacidad para romper desde atrás generó las ocasiones más claras para su equipo, incluida un maratón rumbo al área desde el centro del campo que solo la ágil intervención del portero rival evitó. Fue el eslalon de la temporada. También generó una frustración del tamaño de un curso entero.
Desde entonces Arnáiz fue más su versión nerviosa que una centrada y pausada en el asalto del gol. Tuvo varias claras de nuevo, pero el recuerdo de aquella primera le hizo tanta sombra que ya siempre fue de noche para la estrella blanquiazul. Garitano lo sustituyó en el 80’ después de un duelo de alto desgaste. Precisamente lo físico, dice el técnico, es una de las razones por las que lo está orillando al puesto de delantero centro y no tanto al de extremo izquierdo.
Porque, dice Asier, Arnáiz despliega virtudes de velocidad y desborde que le permiten ser determinante en ataque. Pero ahí donde sus reflexiones pueden parecer elogios, también son pellizco de monja. Porque insiste el entrenador que, tirado a la banda, le cuesta más aportar el físico suficiente para defender como le gustaría. También insiste en que su día a día no es de disfrutar de los entrenamientos.
“A José la pretemporada le ha costado por lesiones. Ha perdido muchas sesiones. Es un chico que es muy rápido. En espacios reducidos y el volumen de entrenamiento le cuesta algo más. Sabin es al contrario. Tiene volúmenes muy buenos. Nos puede ayudar más en esa situación de banda al principio, porque no teníamos nadie en banda para ese costado”, comentó el técnico a propósito del intercambio de roles entre Sabin Merino y José Arnáiz.
El caso es que Arnáiz ya es el pepinero que más veces ha tirado a puerta en estas dos primeras jornadas (siete ocasiones) y eso que en la jornada inaugural fue suplente ante la Real Sociedad B. El curso pasado ejerció de jugador clave sobre todo en el arranque de curso (cinco goles, ninguno feo), pero después acabó disipado a la luz de un equipo que se vino abajo en lo físico. Ahora, bien como ‘11’, bien como ‘9’, tendrá de nuevo la ocasión de ejercer como la estrella que en Butarque esperan que sea.