Un punto sin fondo de armario

Los puntos en la ceja de Maxi Gómez parecían que iba a ser lo único que se llevaría el Valencia de Granada. Pero casi sobre la bocina llegó el penalti cometido sobre Gayà que transformó Carlos Soler. Los blanquinegros habían hecho méritos para no irse de vacío de su visita a Los Cármenes y, pese al susto final que se llevaron con el gol anulado a Montoro, el empate era lo menos que merecían llevarse. El Valencia, aunque fuera de más a menos en cuanto a sensaciones y control de la situación, pagó un desajuste defensivo en el tanto de Luis Suárez (el talento de Bacca también hay que tenerlo en cuenta en esa acción) y pecó de falta de definición durante el resto del partido. Pero al punto hay que darle valor y sirve para que el vestuario mantenga la fe en el trabajo diario que se está haciendo.

Bordalás tiene tan claro su once como dudas a la hora de hacer los cambios. Más allá de la decisión en la portería (e inclusive también esa), Bordalás alineó a los que la mayoría de sus colegas y también los aficionados blanquinegros pondrían. A fin de cuentas, es lo que hay. El Valencia está vacío de fondo de armario y tiene diez días para llenarlo. El problema, o eso parece, es que si llegan los complementos necesarios será porque alguno de los 'once' de Bordalás se va del vestuario. Así, el mal de fondo seguirá siendo el mismo y el once, seguramente peor.