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Indiferencia preocupante

El Barcelona solamente recibe 15.820 peticiones para ir al Camp Nou que podía acoger 29.803 socios. Más de 83.000 socios podían optar a entrar en el estadio.

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Soccer Football - La Liga Santander - FC Barcelona v Real Betis - Camp Nou, Barcelona, Spain - August 25, 2019   General view inside the stadium before the match   REUTERS/Albert Gea
ALBERT GEAREUTERS

Si es verdad eso de que la indiferencia es el peor de los desprecios, el socio del Barça le está enviando un mensaje muy claro a su club, que empieza el campeonato el domingo con un problema muy grave. Ante la vuelta del público a los terrenos de juego en esta primera jornada de LaLIga, el club blaugrana se ha encontrado con el absoluto pasotismo de sus seguidores para ver el partido contra la Real Sociedad del domingo en vivo.

Tras 17 meses jugando a puerta cerrada, el Barça disponía de la posibilidad de congregar en el Camp Nou a 29.803 aficionados. La entidad catalana abrió un período para que los cerca de 83.500 abonados que tiene el club pudieran realizar la petición de su entrada para ir a ver el partido en directo. Daban por hecho en el Barça que habría muchas más peticiones que lugares disponibles con lo que planificaron un sorteo como pasa habitualmente en las finales, donde las peticiones superan a las entradas disponibles por parte de la entidad.

Pues bien, el Barcelona hizo oficial ayer que no va a haber ningún sorteo porque la cifra de peticiones a duras penas ha superado el cincuenta por ciento de asientos disponibles. Los números vistos en perspectiva duelen: de los 83.500 potenciales espectadores, únicamente 15.820 se han molestado en solicitar una entrada.

El abandono del socio de la grada del Camp Nou es un claro síntoma de enfado del aficionado con el club desde tiempos inmemoriales. Son famosos "los años del cemento" que caracterizaron algunos mandatos de José Luis Núñez en épocas duras del equipo.

El principal motivo que parece explicar este desinterés es el estado de depresión y de shock que se ha apoderado del barcelonismo tras la marcha de Messi y ante la situación del club. Puede ser pasajero, pero muchos culés lo último que quieren ahora es hurgar en su propia herida.

Otras fuentes más oficiales señalan que agosto es una mala época y que el socio está en la playa y apuntan que en septiembre se corregirá