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REAL VALLADOLID

Luces, cámara... y pachetismo

Después de un año, cuatro meses y 23 días, la afición del Real Valladolid se reencontró con su casa estrenando entrenador y récord.

Valladolid
Luces, cámara... y pachetismo
REAL VALLADOLID

Las mascarillas tapaban las bocas, y sin embargo, las sonrisas se adivinaban en los aficionados. Algunos, ansiosos, adelantaron su llegada a Zorrilla, no fuera a darles a las autoridades por decir a última hora que aquello era una rave ilegal. Al salir por los vomitorios, muchos inmortalizaron el momento: selfies, vídeos de cómo lucía el estadio, videollamadas... Quien más, quien menos, se paró a decir "ya estoy aquí; contigo, Real Valladolid".

Los hubo que no llegaban a los termómetros de las entradas y tuvieron que ser ayudados. También los que llevaban doble mascarilla. Y el saludo era con el codito, a lo sumo, con el puño, y con distancia siempre. Y nada de abrazos de gol. La nueva normalidad, ya saben. En la antigua, aquella abandonada 514 días atrás, el Pucela militaba en Primera; ahora, en Segunda. Tardó menos Sabina en aprender a olvidarla que la grada en reencontrarse con la blanquivioleta.

Pero el amor, cuentan, es eso, al menos el que se le profesa a tu equipo de fútbol. Saber perdonar y superar en diez días el récord histórico de abonados en Segunda. Y, con los matices de la situación actual, petar Zorrilla, que para lo que suele ser el Trofeo Ciudad de Valladolid, los 5.684 que fueron parecieron una multitud. Se escuchó al speaker de siempre y aquello sonaba a casa. Sonó el himno, no del todo a capela, por si alguno lo había olvidado, y Toni Villa sonrió.

El balón rodó y Pacheta, que ya había sido aclamado, fue él mismo. Metido con los de dentro del césped y con los de fuera, parecía como si lo de amistoso no fuese con él; al fin y al cabo, como recalcó por enésima vez en la rueda de prensa posterior, él lo que quiere es ver Zorrilla a reventar (siempre que las autoridades, que sí se manifestaron, pero no impidieron la rave, lo permitan). Expresivo y elocuaz, recordó que "el fútbol es del hincha", porque sí, lo es.

Algunos, poco enterados o simplemente pasotas (fueron una minoría minimísima) pasaron del tema de la mascarilla, como si las cinco olas fueran una leve marejadilla, y no una pandemia que les alejó un año, cuatro meses y 23 días de su amor. Los hubo incluso que siguieron viendo extraño Zorrilla sin foso, aunque más bonito, desde luego, con la mano de pintura. Ahora, al menos, cuando el balón se pierde de fondo, no se ven niños perdiéndose en el abismo...

Volviendo a la rave: como todavía era de día al entrar, pareció darse al final. Caída la noche, antes de que Nacho recogiera el trofeo, se apagaron las luces y los móviles se volvieron a encender. Empezó a sonar la música y a jugar las lámparas LED, con la base de 'Juego de Tronos' y un remix que rompe, no como hace la música ahora, que lamenta un amigo del arriba firmante. En el sitio, la afición volvió a saltar. Imposible no imaginar un Zorrilla lleno y así.