Euforia en Inglaterra
La selección inglesa, con su victoria sobre Alemania y clasificación para los cuartos de final, ha hecho estallar de ilusión a sus aficionados. Ya se ven como favoritos.
Al ritmo del ya clásico Sweet Caroline de Neil Diamond, Wembley fue un clamor. La noche del desquite, la del fin de la maldición internacional contra Alemania y el resurgir del público tras el cerrojazo de la pandemia, los ingleses se volvieron locos en las gradas, en los pubs y en sus casas. En el centro del escenario, Sterling y Kane, los dos goleadores de la noche, pero, entre bambalinas y con el guion en la mano, el verdadero protagonista de la noche sonreía para sí mismo. Veinticinco años después, Gareth Southgate había obtenido su revancha por su fallo en la tanda de penaltis de la Euro del 96 cargándose de razones desde el banquillo.
El reto ahora para el seleccionador, al que le queda por delante un cuadro amable hasta la final, es la de rebajar la euforia por el hecho de que Inglaterra haya pasado de candidata tibia a una de las claras favoritas. “Es un momento peligroso”, reconocía él en el postpartido del encuentro ante Alemania. “Estamos embriagados por el calor de la victoria y por esa sensación que recorre el país de que solo tenemos que presentarnos para ganar los partidos y llegar a la final, y no es así. Va a ser un desafío tremendo, por suerte mis jugadores tienen los pies en el suelo”.
Por mucho que Southgate quiera echar el ancla con sus palabras, también es consciente de que es muy fácil echar a volar dándole la razón con sus decisiones. Apostó por Sterling, del que dice que “siempre tiene que estar demostrándole a la gente que se equivoca”, y en Inglaterra ya se preguntan si no está siendo el mejor jugador del torneo tras marcar tres de los cuatro goles de los Three Lions. Declaró a Kane inamovible pese a su pésimo momento, y, aunque haya sido cuatro partidos después, le dio el gol de la tranquilidad frente a Alemania. Y, sobre todo, supo adaptar su dibujo al partido sacrificando la estética por el pragmatismo.
Inglaterra está desatada porque, pese a que en el discurso antes de las grandes citas siempre se repite el mantra del ‘Esta vez sí’, parece que, de verdad, esta vez puede que sí. Por el momento ya ha conseguido no encajar un solo gol hasta los cuartos de final, una gesta que solo lograron cuando levantaron el Mundial del 66, precisamente la última ocasión, hasta ayer, que conseguían ganar a Alemania en un gran torneo. En el camino hasta la final, además, solo se interponen Ucrania y República Checa o Dinamarca, a priori ninguna de ellas favorita para llevarse el torneo, por lo que el verdadero peligro para Southgate, como él mismo ha reconocido, es que Inglaterra subestime lo que está por venir.