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LEGANÉS

Andoni Iraola, el entrenador pepinero que pudo ser y no fue

El técnico vasco fue candidato destacado del Leganés en el proceso de contratación tras el descenso a Segunda. Paradojas del destino, apeó al Lega en playoff para ascender a Primera.

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Andoni Iraola, el entrenador pepinero que pudo ser y no fue
ZipiEFE

Andoni Iraola, entrenador del Rayo Vallecano, lo pudo ser del Leganés. Quién sabe si ahora en lugar de haber ascendido a Primera con los franjirrojos, lo hubiera hecho con los pepineros. O quizá no hubiera sucedido nada y todo se habría quedado como está. El fútbol y sus caminos son (casi siempre) inescrutables. Con todo y con eso, al sur de la capital se recuerda con tono más de anécdota que de lamento que al ahora máximo triunfador del Rayo pudo ser su entrenador.

Fue aquella una posibilidad que empezó relativamente bien encauzada. Porque, tal y como informó AS al término de la pasada temporada, el Leganés tenía una prioridad con evocación a leyenda: Asier Garitano. Pero tras su mal trago en el Alavés, el técnico de Bergara pidió tiempo y los blanquiazules abrieron el abanico de opciones.

Posibilidades entre las que Andoni Iraola ocupaba un puesto destacado ya antes incluso de que Garitano fuera destituido en el Alavés. Solo el cese del de Bergara hizo que por un momento cambiaran las prioridades. Apenas Garitano dijo no, el Leganés se reunió con Iraola en un diálogo constante que, sin embargo, no fructificó.

Y eso que para buena parte del club era un candidato potente de perfil similar al de Garitano, pero con un método algo más renovado además de un fútbol más vistoso. No hubo consenso en parte porque Iraola no estaba del todo convencido con la propuesta del Leganés y en parte porque el Leganés no apostó al máximo por un técnico al que también veía cierta inexperiencia. Hasta el éxito de subir al Rayo a Primera, su mayor recorrido en la categoría había sido una (muy) buena temporada con el Mirandés.

Reencuentro en el playoff

Fue ahí donde los caminos comenzaron a separarse hasta que el Leganés descartó definitivamente su candidatura y comenzó a sondear y negociar con otros preparadores, como fue el caso de Muñiz o José Luis Martí, finalmente el escogido. Iraola, por su parte, rondó la opción de acabar en el Mallorca, pero terminó fichando por el Rayo Vallecano, un proyecto de menos recursos económicos que pepineros o bermellones, pero que finalmente relanzó a la élite, eso sí, con suspense (estuvo cerca de no clasificarse para el playoff) y clase magistral ya en el playoff.

Curioso. Quiso la fortuna que su camino se cruzara de nuevo con el Leganés en una eliminatoria en la que su pizarra fue más consistente que la de Garitano. El planteamiento y los relevos que planteó en la ida fueron clave para el triunfo por 3-0 y en la vuelta, pese a ir 1-0 apenas llegado el primer cuarto de hora, también supo templar los ánimos pepineros y ejercer desde el banquillo relevos que ayudaron a amainar la tormenta local e incluso llevarse el duelo.

Tras eliminar al Leganés en semifinales, el resto es Historia, con H mayúscula, para un Rayo Vallecano que retornó bajo su batuta por octava vez a la élite. Discutido, eso sí, en algunos tramos de la temporada en los que bien pudo haber terminado fuera del banquillo de la Franja. No sucedió y ahora es de Primera. La categoría a la que quería volver también un Leganés que pudo reclutarlo para semejante objetivo. Iraola es el entrenador pepinero que pudo ser… y no fue.