Los cañonazos de Bua y Juan Muñoz no alumbran lo suficiente
Los dos atacantes del Leganés derrocharon calidad en La Romareda, pero no parece suficiente para sacarlos de su rol secundario de cara a los playoff.
Juan Muñoz y Kevin Bua deslumbraron en Zaragoza. Lo hicieron con violencia. Como fogonazos de artillería iluminando la noche. En verdad su situación en el Leganés es así. Medio en tinieblas. Pocas certezas y muchas incertidumbres. Entre las primeras, que no son titulares. Entre las segundas… todas. Pero en un afán batallador, pelean para ponerle las cosas difíciles a Asier Garitano. Y aún así, su statu quo parece lejos de variar.
Bua, goles por rutina
En La Romareda sumaron tres argumentos esféricos para ganar más peso. Tantos como goles se repartieron en el recital blanquiazul de la primera parte. El inaugural lo hizo Bua, que no era titular desde el 21 de febrero ante el Tenerife y que vivía sometido a un rol de secundario del secundario. Así jugó de inicio en Zaragoza. Con Arnáiz (el titular) aún en proceso de recuperación y el reemplazo (Sabin Merino) tocado y con molestias, Garitano decidió apostar por él.
Pasado un cuarto de hora, ya le había dado el argumento de la puntería como razón para ponerlo con más asiduidad. Llegó al partido con el segundo mejor ratio minutos / gol de la plantilla (un tanto cada 190’) y salió mejorando la estadística. Ahora marca un tanto cada 165 minutos. Solo Miguel de la Fuente le supera (un gol cada 163 minutos). Pero allí donde el vallisoletano es (ahora) titular intocable, Bua es aspirante a reemplazo. Y eso que ya suma cuatro dianas. Sólo una menos que Miguel o Borja Bastón.
Juan Muñoz, entre golazos y palos
Cinco goles acumula precisamente Juan Muñoz, que comparte con el propio Miguel el privilegio de ser el delantero del Leganés con menos minutos competidos en Liga (865’). Allá donde el segundo no jugaba con Martí, ahora lo compite todo con Garitano y viceversa. El cambio de sistema le perjudicó. Asier juega con un único ‘9’ sin espacio para segundos delanteros, como ocurría en el 4-4-2 de Martí. A Juan le toca competir por el ‘10’ con Eraso, jugador muy del gusto del entrenador por su despliegue táctico y físico.
El sevillano es otra cosa. Más violín y menos martillo hidráulico. Su sinfonía en Zaragoza fue deliciosa. Arrancó con un golazo de falta, le siguió con otro lanzamiento libre directo al palo (habría sido más golazo que el primero) y terminó con una sutil definición de cucharilla de café ante Ratón para hacer el 0-3. Doblete que pudo ser hat-trick para prolongar el (maldito) idilio que mantiene con los límites físicos de la portería. Cinco palos lleva toda la temporada. El pepinero que más veces ha temblado de rabia a la par que el metal de los postes.
Al menos su gol de falta le permitió apuntarse el privilegio de ser el único pepinero que, con Rubén Pardo (tres goles) ha marcado de falta. Un buen detalle que tampoco parece que le apartará de su rol secundario. Los cambios que hizo Garitano delataron que ni él, ni Bua cuentan para la ida del playoff. El entrenador sentó a otras piezas clave (Palencia, Silva, Rubén Pérez, Miguel o Rober Ibáñez) para darles descanso. No sucedió con los goleadores de la noche. ¿Significa que no jugarán ese primer duelo del playoff?
“Aquí todo el mundo tendrá las mismas oportunidades. Han jugado un gran partido. (…) Ahora haremos otro análisis. Contra quien jugamos, dónde… intentaremos equivocarnos lo menos posible. La gente que está compitiendo, todo el mundo, lo está haciendo bien. Ojalá dentro de cuatro días podamos a ser ese equipo reconocible. Que podamos competir en Vallecas”, avisó Garitano dejando entrever que ante el Rayo modificará la propuesta ofensiva de La Romareda para lucir su versión más blindada. La que le ha llevado al playoff. La que los cañonazos de Bua y Juan Muñoz, por ahora, no cambiarán.