Gerard Moreno caza fantasmas
El delantero del Villarreal, que no esconde su corazón perico, conquista una final europea y en los penaltis, la maldición del Espanyol. Con 12 años, ya lo vengó ante el Leverkusen.
“Yo siempre he sido perico”, admitía sin rubor Gerard Moreno hace unos días en ‘La Resistencia’, un programa cuyo título le va como anillo al dedo a su ajetreada etapa de formación, entre la Damm, el Espanyol, el Badalona, el Villarreal… Para volver de nuevo a su casa blanquiazul y acabar conquistando europa como ‘groguet’. El delantero de Santa Perpètua de la Mogoda no ha roto, ha pulverizado en otro club –aunque de poco consuelo servirà en Cornellà-El Prat– los fantasmas que pesan sobre los pericos. Y no es la primera vez.
Aún militaba en el fútbol base del Espanyol, con 15 años recién cumplidos, cuando vivió los sinsabores de la final de la Copa UEFA de Glasgow, el 16 de mayo de 2007, que terminó con una derrota en la tanda de penaltis frente al Sevilla. Final europea y penaltis. Logros desbloqueados en Gdansk contra el Manchester United, con gol suyo en el tiempo reglamentario y en la tanda. Imposible mejorarlo. ¿O sí? Hubo una segunda final continental que los blanquiazules habían alcanzado y perdido, también desde los 11 metros: la de 1988 ante el Bayer Leverkusen…
Pues bien. Tenía solo 12 años Gerard cuando quebró esa otra maldición, al imponerse con el Infantil B del Espanyol a los alemanes (2-1) en la final del Campeonato Internacional de Fútbol 7 de Arona (Tenerife), considerado un Mundial oficioso de la categoría, Infantil B en su caso. Y con Fabrice Vollborn, nada menos que el hijo de Rüdiger –el meta que había aguado la fiesta de la Copa UEFA al equipo de Javier Clemente– en el marco del Bayer. De blanquiazul también jugaban Jordi Amat o Enric Saborit, bajo la batuta de Lluís Planagumà.
Aquel niño estaba a años luz de ser una estrella internacional, de conquistar una Europa League para ‘vengar’ en cierto modo a su Espanyol y de acaparar protagonismo en programas televisivos. Pero desparpajo ya le sobraba. Tras aquel título de Arona, que se sumaba al cosechado meses antes en Brunete (con Albert Villarroya de técnico de aquel Alevín A), el delantero no se cortaba, pidiéndole al presidente perico, Dani Sánchez Llibre, “a ver si nos da algo grande, porque hemos hecho mucho. Si podemos ir al Caribe, mejor”.
Uno de sus premios, esta vez, consistirá en ir a la Eurocopa, además de disputar la próxima Liga de Campeones o la Supercopa continental. En aquella ocasión, tuvo entre otras cosas “grandes” la portada del AS, en la que se podía leer: “Dulce venganza sobre el Bayer 16 años después”…