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VILLARREAL

El Submarino va a Polonia con ¡13 canteranos a bordo!

Más allá de los grandes, por historia y cartera, el proyecto del fútbol base referente en España se encuentra en Vila-real. Prueba de ello es la expedición que lleva a Gdansk.

Actualizado a
20/11/20
 ENTRENAMIENTO DEL VILLARREAL
 PAU TORRES MOI GOMEZ
ANGEL SANCHEZDIARIO AS

Los que conocen bien a Fernando Roig, el presidente del Villarreal, aseguran que camina con el pecho hinchado. Y no sólo por estar viviendo unos días de ilusión que se han hecho esperar 24 años, cuando cogió el club en Segunda, tras la labor de Font de Mora, y lo llevó a pelear por la Champions. Ni porque esté a un paso de dejar atrás el maldito coronavirus. Lo que más le enorgullece es que el mundo entero va a tener la oportunidad de conocer mejor un proyecto que no para de crecer porque tiene unas raíces firmes. En concreto las que crecen en la Ciudad Deportiva de Miralcamp, donde no dejan de salir futbolistas profesionales que, a diferencia de otras canteras, surten sobre todo a su primer equipo. Esta temporada, sin ir más lejos, el Submarino se presentará en la final ante el United con 13 jugadores de la casa en sus filas. Algo que, últimamente, sólo se ha visto en un evento de este tipo en el Athletic, por filosofía, y en el mejor Barça de Guardiola, por convicción en un estilo.

Mario, Pau Torres, Pedraza, Jaume Costa, Andrei, Trigueros, Moi Gómez, Baena, Raba, Yeremy, Chukwueze, Fer Niño y Gerard son el orgullo estos momentos de Vila-real y de una residencia donde vive un centenar de niños con la ilusión de que hay esperanza sin necesidad de salir fuera. De todos ellos Pau Torres es la bandera por el hecho de llevar en el club desde crío y por ser natural del pueblo. Pero hay otros, como Mario, que llevan media vida en la entidad desde que fue repescado hace 15 años de un Albacete en ruinas. O como Trigueros, que dejo Talavera de la Reina para cumplir su sueño de ser profesional mientras maridaba el fútbol con Magisterio.

Otros, como Pedraza, Jaume Costa, Moi y hasta Raba han ido y han venido dentro de la típica política de lesiones. Y algunos más, los últimos en llegar al primer equipo como Chukwueze, Yeremy o Fer Niño, han tirado la puerta para quedarse con unos números sensacionales que les han consolidado entre los grandes. Baena también comenzó con esa fuerza pero, sin hacer nada especialmente negativo, ha ido desapareciendo y sólo ha tenido protagonismo en los minutos de descuento. Eso, sin embargo, no empaña su temporada. Lo de Andrei es diferente. Tras pasar el rumano por el filial, se marchó cedido en busca de madurez y se le repescó por la lesión de Alberto Moreno y no ha contado.

No es casualidad

Hace cinco años, cuando los ingresos por los derechos de televisión comenzaron a despuntar en los presupuestos, Roig ya destinaba el 10% de los 90 millones del club a la base. Ahora, con la progresión a corto plazo estimada hacia los 145, ese porcentaje también se ha disparado manteniendo un Villarreal B y C fuertes, que siempre luchan por los ascensos con el 80% de la plantilla de la fábrica, y con unos juveniles que marcan el paso en División de Honor y que cada vez aportan más perlas a las selecciones. Un crecimiento espectacular que ha sido paulatino desde que Roig se hizo con las acciones del club en 1997 pagando 432.000 euros (72 millones de pesetas), subiendo al equipo a Primera en 1998 y creando una Ciudad Deportiva de 70.000 metros cuadrados que ahora son dos. La nueva tiene una residencia incluida con 21 habitaciones y 1.000 metros cuadrados. Ante el Arsenal, ocho de los 16 jugadores que participaron crecieron en este entorno y en esta final podría haber hasta seis en el once titular. La clave ha sido la fe en una idea, la paciencia con los baches y la inteligencia en las ventas. Fornals y Rodri bien podrían estar ahora en esta plantilla, como Cazorla y Bruno, ya que ellos mismos se echaron a un lado con el dolor del resto.

Únicamente el Mónaco (39.000) y el Bastia (48.000) tenían menos vecinos que Vila-real (50.000) cuando alcanzaron sus respectivas finales de Champions de 2004 y UEFA en 1978. Eso es todo un orgullo para el pueblo castellonense, pero lo será mucho más ver en unas horas cómo, mientras la hinchada local del United reconocerá como sus 'hijos' a Rashford, Greenwood, Henderson, Tuanzebe, Williams, McTominay e igual a otros suplentes como Shoretire o Elanga; ellos, los groguets, se emocionarán el doble al recordar que aquellos críos que veían en el filial hoy son hombres que acarician la gloria.