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REAL MADRID-VILLARREAL

El último acto de fe

El Madrid, en el posible adiós de Zidane, Ramos y Varane, espera coger el rebote para ser campeón ante un Villarreal atrapado entre LaLiga y Gdansk. Hazard, lesionado, no jugará.

Los jugadores del Madrid posan antes del encuentro ante el Villarreal en el campo de entrenamiento de Valdebebas.

Hace falta una fe bíblica para creer que el Madrid será esta noche campeón por 35ª vez. Porque en las diez ocasiones en que llegó en desventaja a la última jornada se quedó sin título. Porque en las nueve en que el Atlético lo tuvo a tiro en el día final no falló. Porque el equipo ha sufrido cerca de sesenta lesiones y diez futbolistas pasaron el coronavirus. Porque su rival, el Villarreal, tiene más esperanzas de meterse de nuevo en Europa League que el Valladolid, último obstáculo del Atlético, de seguir en Primera. Porque en las últimas dos semanas se ha hablado más de la salida de Zidane que de lo que se ventilaba en el campo. Y porque hasta la estadística de los arbitrajes registra un dato insólito: el Madrid es el equipo con menos penaltis a favor (tres, los mismos que el Elche) y el Villarreal, el más beneficiado (13). Pues con todo, este Madrid, el segundo con menos gol en 21 años (el peor en ese capítulo fue el de la 2018-2019), piensa llevar el pleito hasta el instante final, como demanda su historia (sigue el partidode hoy en directo en As.com).

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Quizá estemos ante el último partido de la segunda era Zidane, técnico que adivinó el problema y encontró la solución. Sin el dopaje de los cincuenta goles anuales de Cristiano y sin un sustituto de su tamaño, aplicó un doble tratamiento, que por insólito pareció un ensayo clínico: que Benzema mutase de gato a león y que un equipo históricamente descuidado en defensa se amurallara. El francés ha metido 22 goles en esta Liga (29 en la temporada), muchos de ellos guionizados sin ayuda. Y el equipo ha encajado sólo 27, dos más de los que le llevaron al título el curso pasado. Sólo le falló Valdebebas. Por sus tropiezos en casa se ve en estas. A falta de una jornada, sacó fuera nueve puntos más que el Atlético, pero en casa le ganaron Cádiz, Alavés y Levante. Fue grande ante los grandes y chico ante los chicos.

Ramos, ¿punto final?

Aquellos pinchazos le han hecho perseguidor obligado en condiciones extremas aunque han mejorado levemente para el último día. Varane comenzó a entrenarse el miércoles con el grupo y Ramos lo hizo el jueves. Faltos de ritmo, entraron en la lista. Quizá estemos ante el último partido del capitán después de 16 años y 672 partidos de blanco, y quién sabe si también el del francés. En el centro del campo hay poco donde elegir por la baja de Kroos y arriba queda la duda eterna: los acompañantes de Benzema. Rodrygo y Vinicius lo fueron en las dos últimas citas. No deslumbraron. Sus relevos, Hazard y Asensio, tampoco. El belga vuelve a estar lesionado (duodécimo percance si se incluye el coronavirus) y acabará el curso como empezó en el Madrid: en la demarcación de eterno convaleciente. El resto es lo que hay, con Miguel Gutiérrez orillando a Marcelo y el renacido Odriozola en la derecha.

Ramos, entre Valverde y Modric, en el último entrenamiento del Madrid.
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Ramos, entre Valverde y Modric, en el último entrenamiento del Madrid.Realmadrid.com

Al Villarreal el partido le llega entre el pájaro en mano y el ciento volando. Comparece en puesto de Conference League y saltar a Europa League no está en su mano, aunque sí a su alcance, porque la Real le supera en un punto y con el Betis está empatado, aunque el goalaverage le resulta desfavorable. Pero el miércoles tiene un objetivo mayor, la final de la Europa League en Gdansk, y Emery debe decidir si ahorra o invierte en el partido de Valdebebas.

Gerard Moreno, disparado

El Villarreal también trae una buena paliza. Parejo (32 años) y Albiol (35) superan los 4.000 minutos y cinco futbolistas más pasan de los 3.000. Su problema es el inverso al del Madrid. De gol anda sobrado, porque sus delanteros han anotado 78 en el curso por los 51 de los de su rival de hoy (incluyendo los dos del multiusos Lucas Vázquez), pero atrás le ha faltado solidez. En todos los registros ofensivos está muy cerca de los tres grandes y por encima del Sevilla. En los defensivos, a la altura de la segunda mitad de la tabla.

Gerard Moreno, en el último entrenamiento del Villarreal.
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Gerard Moreno, en el último entrenamiento del Villarreal.ÁNGEL SÁNCHEZ

En cualquier caso, a Valdebebas llega el máximo goleador nacional, Gerard Moreno, autor de 23 tantos en Liga y presunto nueve titular de España en la Eurocopa. Sus registros son los mejores de siempre, aunque ese olfato lo tuvo desde niño: en la Damm; en el Espanyol, al que llegó con nueve años (“es el club de mi vida”) y con el que ganó el alevín nacional de Brunete y el internacional de Arona (“Nunca tuve un delantero que marcara tantos goles”, recuerda su técnico de entonces, Albert Villarroya); en el Badalona, donde buscó su futuro cuando empezaba a ser suplente en las categorías inferiores pericas y donde marcó 41 goles en su último año de juvenil; en el Mallorca, al que salvó del descenso a Segunda B y donde tuvo a Asensio de compañero; en su segunda etapa en el Espanyol (39 goles); y en este Villarreal, que le puso una cláusula de 100 millones intuyendo que ahí tenía oro. Hoy apunta al Madrid, quién sabe si en un papel de juez de LaLiga.