El Cartagena aleja las llamas y devuelve al Espanyol a la tierra
Tras el pasillo inicial, Delmás y Rubén Castro plasmaron la justa victoria de los albinegros ante un irreconocible conjunto perico, que pone fin a 15 jornadas invicto.
‘Memento mori’, recuerda que morirás, avisaban los romanos a todo general que desfilara victorioso. El insólito pero señorial pasillo con el que dio la bienvenida el Cartagena al Espanyol, ascendido matemáticamente pero no campeón –al menos, por ahora–, encerraba en realidad esa advertencia. La tensión por eludir el descenso le pudo al caramelo envenenado que para los pericos, con media alineación renovada, representaba este compromiso en plena semana grande. Finiquitan los de Vicente Moreno una impresionante racha de 15 jornadas invictos, y amplían los de Luis Carrión la suya: solo una derrota en nueve partidos.
Con el retorno a Primera consumado, quiso dar Vicente Moreno minutos a algunos de los ‘invisibles’ del ascenso y descanso a varios de los más fatigados. Hasta cinco cambios presentó, con Oier, Calero, Fran Mérida, Nico Melamed y Wu Lei (justo antes de viajar a China) por Diego López, David, Keidi Bare, Melendo y Puado. Comprensible. Y aún sin Raúl de Tomás, superado su COVID-19 solo unas horas antes.
Pero en dos minutos se le estropeó el invento. Primero, en un mal gesto del hombro de Mérida por el que se tuvo que retirar prematuramente. Y enseguida, nada menos que en el sagrado 21’, en una falta de entendimiento entre Oier y Wu Lei de la que sacó petróleo Delmás, a pase de Di Blasis, para establecer el 0-1. En un día de poco habituales, premio merecidísimo para el lateral diestro en su segunda titularidad consecutiva.
Llegaba el gol del Cartagena en el primer remate de un partido en que sí había comenzado mandando el Espanyol, pero sin una tensión que sí tenían los albinegros. Como Forniés, el otro carrilero, quien estampó en el pecho de Oier un tiro que iba a ser el 0-2. Un alejado chut de Melamed con gol anulado a Wu Lei por fuera de juego era toda la respuesta de un cada vez más irreconocible Espanyol hasta un misil al palo de Darder al borde del descanso.
Tampoco el medio tiempo dio lo suficiente como para cambiar esa diferencia de tensión entre Espanyol y Cartagena, como cuando al viajar al extranjero hay que indagar primero si los voltios son 110 o 120 en el país de destino. Y el que lo aprovechó fue Rubén Castro, quien provocó hábilmente un penalti por zancadilla de Calero, que cayó de pleno. No falló el sempiterno goleador, autor de 17 dianas y principalísimo artífice –si la acaban materializando– de la permanencia albinegra. Sin ir más lejos, tres partidos seguidos lleva anotando.
Por si a alguien todavía le quedaba alguna duda sobre la hora de encuentro de que no era el día –o la noche– del Espanyol, o que al Cartagena le iba a ir todo de cara, bastó con observar la doble ocasión a bocajarro de Cabrera y Dimata, que salvaron entre Marc Martínez y el larguero. Aunque, por su parte, también pudo poner la guinda José Ángel, ya con un vendaje en la cabeza por un choque previo con Darder, cuando a diez minutos del final pudo anotar el tercero.
Hizo el Cartagena de la necesidad virtud, y logró tres puntos importantísimos para alejarse del descenso –lo deja a cuatro, a falta de disputarse el resto de la jornada–, a costa de un Espanyol que teóricamente pretendía amarrar el título de campeón lo antes posible, aunque ya aventuró Vicente Moreno que iba a ser “una lucha contra natura”. En resumen, alejan los albinegros las llamas y devuelven a la tierra a los pericos.