La mano salvadora de Guardiola contra el PSG
El técnico realizó "pequeños ajustes y poco importantes" en el descanso que cambiaron el devenir del partido.
El Manchester City se fue al descanso en el Parque de los Príncipes con el peso del resultado sobre sus hombros. Un 1-0 del PSG ponía la presión en el equipo de Pep Guardiola, maniatado durante toda la primera parte, desnaturalizado, incómodo. Tras el paso por los vestuarios, el partido cambió. "Ajustamos unas cosas pequeñas y poco importantes", dijo el técnico catalán, que sin embargo tuvieron un impacto trascendental en el choque. Foden abandonó su posición fija en la banda izquierda, gracias al adelantamiento de Cancelo desde el lateral, Bernardo pasó al frente del equipo y De Bruyne retrasó su lugar para entrar más en contacto con el balón. Cosas pequeñas, sí, pero decisivas.
También influyó la responsabilidad de la eliminatoria. Era la segunda vez en la historia que el Manchester City había alcanzado una semifinal de la Champions League y la mayoría de sus futbolistas nunca habían estado en una situación así: "En los primeros 45 minutos jugamos para no perder el balón pero sin ninguna intención de ser agresivos o de romper líneas con nuestros pases. En el descanso les dije entendía que sintieran la responsabilidad porque todos queremos estar en la final. Pero hay que intentar manejar esa situación y ser nosotros mismos. No seamos tímidos. Si perdemos, perdemos. Si no nos clasificamos para la final, lo intentaremos el año que viene. ¿Cuál es nuestra identidad con balón y sin balón? Salir ahí e intentad hacerlo. Y estuvieron fantásticos. No se puede ganar una eliminatoria en el partido de ida, pero sí se puede perder", definió Guardiola.
Las posesiones comenzaron a ser más largas y más tranquilas y, poco a poco, el Manchester City se adentró en la mitad de campo del PSG. Kevin De Bruyne puso el empate en el marcador a los pocos minutos de empezar la segunda parte. El belga, siempre decisivo, autor del primer gol de los 'citizens' en una ronda tan adelantada de la Champions (en 2016 no marcaron en la eliminatoria contra el Real Madrid), como también fue el primero en marcar en unos cuartos de final, hace cinco años, sorprendió a Keylor Navas con un centro que acabó en gol: "Intentamos encontrar espacios con más paciencia y lo hicimos bien", explicó después.
El PSG se vio ahogado por el fútbol de su rival. Ya no podían atacar. Mbappé dio menos toques de balón que Ederson, mientras que Ruben Dias y Stones estuvieron excelsos tapando cada salida de los apoyos franceses. En el plató de BT Sport, en Reino Unido, Arsène Wenger dio con otra de las claves: "Lo interesante es que, con el 1-1, el PSG colapsó. Pasaron a ser más agresivos y emocionales de forma estúpida. La confianza bajó por completo, el empate tuvo un impacto mental".
La diferencia entre la primera parte y la segunda fue abismal. Un cambio de panorama completo. En The Athletic, el análisis del partido explicaba este aspecto: "A Guardiola le gusta mantener las cosas apretadas en estos partidos europeos, como pasó contra el Tottenham hace dos años, cuando mantuvo a De Bruyne y a Sané en el banquillo hasta el minuto 89. Si eso no nos enseñó algo, lo del Lyon del año pasado también lo hizo, cuando Guardiola fue demasiado lejos intentando reaccionar a las amenazas del rival. Esta temporada ha encontrado el balance perfecto".