Una mancha que no sale
Las Palmas volvió a desangrarse en defensa, esta vez contra el Espanyol. De momento ha encajado 48 goles, más que nadie en Segunda División.
La Unión Deportiva vivió ayer en Cornellá, ante el imparable Espanyol, la peor de sus pesadillas. Los más pesimistas augurios augurios y sueños se hicieron realidad, abriéndose paso de manera abrupta, totalmente impotente la formación grancanaria ante un equipo imparable. Y es que, en apenas 22 minutos de partido, Puado volvió a evidenciar los infinitos problemas que sufre Las Palmas en defensa.
Ocurre que, tras los cuatro goles encajados ayer, el equipo insular suma ya 48 en contra, sólido y sonrojante líder de una clasificación en la que le siguen el CD Lugo, con 47, y el Cartagena, con 45, inmersos estos dos equipos en la cruenta pelea por evitar el descenso.
Igualmente, ante el todopoderoso Espanyol, cuyo ascenso viaja por una vía cada vez más rápida, repitió Las Palmas su peor resultado de la temporada en contra. Ya encajó cuatro goles en Castellón el pasado 27 de febrero, ninguno a favor, y otro equipo de la zona baja como el propio Cartagena le infringió un severo 3-0 en octubre.
Precisamente ahí radica el principal problema del equipo de Pepe Mel, de cuyo potencial ofensivo, altamente peligroso al menos por nombres y apellidos, apenas se tienen noticias más allá de tardes esporádicas como aquel 6-1 al Lugo. No siempre le vale con alinear a Jesé, Araujo, Rober… “También metemos nosotros muchos goles”, se defienden entrenador y jugadores. Por ahora han cantado 40, cifra totalmente incompatible con pelear por el ascenso en tu portería ha sido perforada en 48 ocasiones.
Sostienen elementos claves del equipo como Eric Curbelo que son los pequeños fallos los que condenan a su equipo. Es peor, dice, la efectividad rival que la cantidad de goles recibidos. “No creo que nos generen tantas ocasiones, pero sí es verdad que los otros equipos nos meten cada vez que tienen; en cualquier caso, nosotros generamos más. Pero la culpa es de todo el equipo. Si generamos una buena salida de balón, para los delanteros será más fácil marcar. Y si todos arropamos y hacemos bien nuestras coberturas, para el portero será más fácil parar. Nadie en concreto es culpable de los goles que recibimos. Casi siempre vienen por un pequeño fallo que se acaba magnificando”, analizaba perfectamente hace unas semanas, visionario ocasional de lo sucedido ayer.
Pase lo que pase de aquí hasta que acabe la temporada, la estadística de goles encajados por Las Palmas figurará como esa mancha que no sale, ensuciando para siempre la trayectoria de un equipo que quiso pero que, por no tener cuidado, nunca pudo. El playoff permanece como una ilusión óptica. Y gracias.