Puado, una mente maravillosa
Como Gerard Moreno en su día, al delantero no se le ve techo después de su primer hat-trick y de su evolución. El club lo quiere convertir en el jugador franquicia.
El puerto. El Espanyol avanzó un paso más y ya atisba el ascenso en el horizonte, como un barco cuando ve el mar en la lejanía y sabe que ya no habrá ola que le aparte de la orilla. Los partidos en el RCDE Stadium se han ido sucediendo de goleada en goleada algunos, de victoria sufridas pero tangibles otros, y los pericos ya acumulan 44 puntos en su feudo. ¡Maldita pandemia que no ha dejado disfrutarlo a sus aficionados! Por eso los recibimientos, la interacción en las redes sociales o las ganas de palpar otro ascenso meteórico que corrige el despropósito del curso anterior se han multiplicado. El Espanyol quiere abrazarse, y ahora por un motivo exitoso.
Crecimiento. Este año en Segunda será recordado no solo por los partidos sin espectadores, sino por la eclosión de un futbolista mayúsculo, criado en Sant Adrià, rodeado de un entorno propicio (su padre también fue jugador), de unas cualidades físicas y técnicas como las de cualquier superclase y, sobre todo, de una mente maravillosa, la que le ayuda a seguir aprendiendo de las experiencias. Porque un futbolista siempre evoluciona, su formación es continua, y un ejemplo es otro perico que ahora es uno de los jugadores de LaLiga: Gerard Moreno.
Paralelismo. Porque ambos piensan el fútbol desde el colectivo, y no solo se los valora por sus números, que por cierto en el caso de Puado empiezan a ser ya destacables (diez goles y seis asistencias). Después de haber hecho un hat-trick, el goleador no tuvo reparos en hacerle coberturas a Pedrosa o en correr 40 metros para frenar una internada del Las Palmas por su costado. Hay en Puado ya un sentido del juego al que le acompaña su mejora en los remates, un instinto que ha ido incorporando mes a mes, como Gerard estos años (en su primer año perico marcó siete tantos solamente). Y también una evolución física que lo convierte en más explosivo, más fuerte en los choques y más seguro al ganar la posición con su cuerpo.
Naturalidad. La explosión de Puado, un proceso lógico para los técnicos de la base que siempre han destacado sus cualidades y su "buena cabeza", también habla bien de la gestión de Vicente Moreno, quien nunca tuvo dudas con el barcelonés, y formó parte de la alineación desde el primer día, ya sea de nueve, de mediapunta o acostado en un costado, incluso de lateral derecho como en algún momento esporádico, ejemplo del compromiso del futbolista. También hay en Melamed una gestión inteligente y natural, que es como mejor se gestionan este tipo de situaciones.
Un acierto. Desde el primer día Rufete tuvo predilección por Puado, y es quizás uno de sus escasos aciertos. Que sea el jugador icónico es una buena elección, es el perfil de jugador al que no se le atisba techo ni horizonte, no como el Espanyol que ya se ve en Primera en una temporada tan coherente en el campo como meritoria.