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Barcelona BCN
4
Griezmann 59',Frenkie De Jong 62',Messi 67', 71'
Finalizado

FINAL DE COPA | ATHLETIC - BARCELONA

Copa y cuentas pendientes

El Athletic llega tras el chasco con la Real y el Barça, tras caer en el Clásico. Los culés ganan más finales, pero en la última, Villalibre tocó la trompeta.

Muniain y Messi, capitanes del Athletic y del Barça, se saludan ante la Copa de España.
Muniain y Messi, capitanes del Athletic y del Barça, se saludan ante la Copa de España.RFEF
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Aunque a usted no le guste el fútbol y este artículo le haya caído por casualidad en las manos, le voy a recomendar una cosa: esta noche vea la final de Copa entre el Athletic Club y el Barcelona que se jugará en el Estadio de La Cartuja de Sevilla (21:30 horas DAZN y Tele 5) no le engañaremos: no aseguramos que vaya a ser un gran partido, más bien pinta lo opuesto ante las últimas actuaciones de ambos equipos. Pero asistirá a un drama excelso. En el que el miedo a perder puede dominar a la ambición de ganar, en el que se tratará de ajustar cuentas pendientes que incluyen trompeta e historial, donde se luchará ante el rival y los fantasmas del pasado, que puede ser la última final del mejor jugador que haya visto y que marcará el futuro inmediato de las dos instituciones que más han honrado esta competición: El Athletic Club y el Barcelona (sigue el partido en directo en AS.com).

Ambos equipos llegan a esta final con traumas por solucionar. Ambos, además, recientes. Aún escuecen. El Barça llega tras volver a fracasar en un partido decisivo como fue el Clásico ante el Madrid y el Athletic tras perder la final de Copa del curso pasado (cosas de la pandemia) contra la Real Sociedad.

Si a eso le añadimos que el Barça cuando pisa Sevilla se le aparecen todos los fantasmas de su pasado (de Duckadam a Villalibre) y que el Athletic sabe que tener al Barça delante en un partido decisivo es como el eslogan de los dentistas contra los chicles sin azúcar (nueve de cada diez no los aconsejan como nueve de cada diez finales caen del lado catalán) el partido ya supone no sólo un título, sino un ejercicio de autoafirmación.

Añadamos a la ecuación el factor Messi. El mejor jugador de la historia (y pongan aquí lo que quieran, década, siglo, época, del Barça, de Rosario o con tres hijos y un perro) se ha cansado de perder. Ya se cansó hace ocho meses y dijo que se iba, pero ahora, tras la final de la Supercopa de enero –que jugó tocado– puede recoger un trofeo como capitán del Barça. Lleva desde los trece años en la entidad culé y el detalle para perfilar su decisión no debería ser baladí.

¿Quieren más pimienta? Vamos allá. La revancha es un factor fundamental de cara al partido. El Athletic está cansado de perder finales de Copa ante el Barcelona, que le ha arrebatado el título de rey de la competición,y la que no perdió ante los catalanes la perdió ante la Real. Eso no ayuda a la reafirmación personal de los vizcaínos a los que la gabarra les suena a recuerdo de sus mayores.

Por su parte, el Barça tiene que quitarse de una vez esa cara de perdedor que lleva puesta desde hace demasiado tiempo en los días importantes. Uno de esos últimos días fue en Sevilla (una ciudad que para el Barça es como la ducha del Motel Bates para Vera Miles cuando llega a una final) cuando el Athletic le remontó una final que parecían tener ganada los de Koeman en una esporádica aparición de Griezmann.

Villalibre forzó la prórroga y Williams, que ante el Barça recita sus mejores lecciones, derrotaron a un Barça que parecía estar en proceso de crecimiento. La lógica celebración de los leones con la trompeta de Villalibre es otra cuenta pendiente que escuece en el vestuario blaugrana.

Ambos equipos han llegado a la final apurando las eliminatorias, con un gol de diferencia, haciendo valer el valor de los goles fuera y forzando prórrogas. Son coperos a más no poder, van a disputar esta noche el que probablemente sea el partido más bonito del año en el mejor escenario. Pero sin público, esto es otra cosa. Es miedo y cuentas pendientes. Falta la fiesta.