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Las Palmas-Málaga

Las vidas paralelas de la UD Las Palmas y Málaga

Ambas historias y ciudades sugieren un escalón superior a la Segunda División. De momento se conforman con dar la cara tras purgar sus pecados económicos.

Las vidas paralelas de la UD Las Palmas y Málaga
Carlos Díaz-RecioDiario AS

Hubo un tiempo no muy lejano, apenas tres años que bien parecieran una eternidad de tanto que han cambiado ambos clubes, en el que Las Palmas y Málaga se dejaban el lomo en Primera División. Corría el curso 2017/18, y desde entonces las dos instituciones, que se cruzan este sábado en el Estadio Gran Canaria (17.15 hora insular), han vivido una triste realidad paralela.

El socavón social y deportivo de ambos clubes comenzó en junio de 2018, cuando se certificó un triste descenso a Segunda con unos números impropios. Fueron de largo los dos peores equipos de aquella temporada, 19º Las Palmas y 20º el Málaga, sonrojantes en cualquier caso los respectivos 22 y 20 famélicos puntos conseguidos.

Ni que estuvieran empeñados en copiar gestión deportiva y actitud, la impaciencia hizo mella en ambas instituciones, que lo fiaron todo al ascenso por la vía rápida, no más tarde de 2019. Con Toni Otero y Caminero en los despachos de unos y otros, el solar económico crecía cada día, con sueldos insostenibles en Segunda División más allá de una temporada. Llegó incluso a coquetear con el descenso, por lo que Las Palmas solo pudo acabar 12ª, con 54 puntos, a 14 de los playoff. Por su parte, el Málaga cayó en la primera eliminatoria ante el Deportivo, que acabó cayendo contra el Mallorca.

No conseguir el ansiado ascenso pesó como una losa en el músculo financiero de ambas entidades, obligadas a reducir gastos de manera drástica, especialmente en las nóminas de sus futbolistas. Tanto fue así que Las Palmas, por ejemplo, tuvo que negociar reducciones salariales con todos sus jugadores para poder cumplir con el estricto límite impuesto por LaLiga, lo que implicó la salida de importantes activos como Cala, Timor o Fidel, imposible llevarlo a cabo con Cristian Rivera, todavía en el equipo y con un salario por las nubes.

Por su parte, Al Thani y sus ociosos hijos cerraron el grifo tras haber dilapidado presente, pasado y futuro del Málaga CF, que salvó la temporada pasada entre otras cosas por el traspaso de Antoñín al Granada por 1,5 millones. Así, el objetivo, como ahora, no podía ser otro que la supervivencia del club, y todo ello pasaba por mantenerse en la categoría, misión única y exclusiva. Tras el confinamiento salió Las Palmas más enchufada que nunca, consiguiendo finalmente esos 57 puntos que le dejaron a cuatro de unos playoff que tampoco estuvieron tan lejos para el Málaga (53). Ni tan mal.

Traspasos.

Ni que fuera una grúa de demolición, el confinamiento nacional derivado del COVID-19 arrasó con todo y todos. Lograron acabar la temporada con dignidad, pero Las Palmas y Málaga, con síntomas de Ave Fénix, tuvieron que reconstruir desde cenizas. Más reducciones salarias, ‘liberarse’ de Mantovani o De la Bella, no renovar a Rubén Castro (se fue al Cartagena por 400.000 euros de salario) o los traspasos de Pedri al Barça (superar ya los 11 millones) o Mauricio Lemos a Turquía aliviaron las maltrechas arcas insulares. No por ello dejó de fichar el verano pasado, por lo que la Justicia le echó para atrás el ERTE post verano (nadie del personal ajeno a la primera plantilla se libró del de primavera) que quiso implementar el club para ‘cargarse’ a Christian Rivera y Raúl Fernández, que siguen en la plantilla. Si tuvo que endurecer su propio ERTE el Málaga, librado vía judicial del lastre de Al Thani y familia, para no verse abocado a la desaparición.

Igualmente, insistiendo en esa vida paralela, invisible la línea que los une también fuera del ámbito deportivo, tan hermosas Las Palmas de Gran Canaria y Málaga con su inconfundible aroma de mar, no les quedó más remedio que apostar mayoritariamente por gente buena, bonita y barata; es decir, de la casa. Si el equipo de Pellicer cuenta con 11 futbolistas salidos de su cantera, en la UD la cifra se eleve hasta los 16 con presencia fija en los planes de Pepe Mel.

Si gana la UD el sábado empatarían a 48 puntos. En cualquier caso, la victoria, con la permanencia sellada de manera virtual, supondría un poco más de esperanza para cualquiera de los dos en esa batalla casi perdida por llegar a los playoff. De nuevo, Las Palmas y Málaga siguen una trayectoria contigua a 2.000 kilómetros de distancia, ninguno este sábado. Curiosamente, el último partido con público en el EGC fue precisamente ante el Málaga, el 28 de febrero del año pasado (1-1), con Pedri todavía haciendo de las suyas a las órdenes de Pepe Mel.