Paulino de la Fuente: "Un regateador nace, no se hace"
El extremo cántabro de 23 años es uno de los mejores jugadores del Logroñés y su rendimiento no ha pasado desapercibido en Segunda. Habló con AS.
Con 16 años inició una aventura en el Inter de Milán. ¿Por qué decidió emigrar?
Resultó fácil y rápido. Tras un torneo con la selección cántabra me llamaron 20 o 30 equipos de todo el mundo. Los que más cariño nos dieron a mi familia y a mí fueron los responsables del Inter. Pasamos una semana en Milán y cuando cumplí los 16, firmé.
(Paulino de la Fuente, natural de Santander, hará 23 el 27 de junio).
¿Qué tal la experiencia?
Muy buena, mejor de lo esperado. Llegué a un fútbol muy profesional para nuestra edad. Gané títulos de la categoría, logramos récords, aprendí el idioma… Aunque en un partido me cambiaron, se me cruzaron un poco los cables y, como llevaba casi tres años fuera de casa, surgió la oportunidad de regresar con el Atlético. Sin embargo, allí en apenas tres meses las cosas se torcieron.
Y terminó de formarse en otra cantera de pedigrí, la del Alavés.
Fue como empezar de cero después de mi andadura en el Atlético. No me encontraba bien, enfermé, me lesioné, así que lo cogí con mucha motivación. Me entrené pronto con el primer equipo, debuté en Primera y porté el brazalete de capitán en el filial. Me siento muy orgulloso de esa etapa.
El primer curso como profesional lo vive ahora con el Logroñés.
No me costó adaptarme, ya que estuve en contacto casi diario con la primera plantilla del Alavés. Elegí Logroño porque me valoraron y transmitieron confianza, el proyecto ofrecía la ocasión de ser importante en el club.
Aunque le costó entrar en el once titular.
Sí, el bloque venía de ascender desde Segunda B, resulta normal cuando el entrenador no te conoce como a los demás, conlleva un proceso de adaptación. Lástima que me lesioné cuando gozaba de más minutos. Antes de Navidades comencé a consolidarme, y me encuentro muy cómodo y contento de cómo marcha todo. El día del Mirandés se mira más porque ahí marqué mi primer gol profesional y di mi primera asistencia, pero me noto bien en general.
Totaliza 93 regates, el séptimo que más de Segunda, y es el segundo en media de fintas por duelo, 5,3, sólo por detrás de Gerard Valentín (Lugo). ¿Regateador se nace o se hace?
Nace. A mí me sale natural, no es algo que entrene. Otras facetas me exigen más, a nivel físico o táctico, aunque me gusta probar novedades.
La paulinha (una pisada y cambio de dirección) tiene patente.
(Ríe a carcajadas). La bautizaron así en Vitoria. Intento algunas habitualmente. Aunque lo fundamental es convertirse en un futbolista completo, no quedarse en un filigranero. Para eso trabajo día a día. Hay que exprimirse en ataque y en defensa para alcanzar el objetivo de la permanencia.
¿Cómo ve lo que resta de campeonato para conservar la categoría?
Seguimos fuera de descenso, y deseamos continuar así hasta el final. No debemos confundirnos, sino esforzarnos cada día como un grupo unido. Nos tocó disfrutar de una gran racha de seis victorias consecutivas y luego otra muy mala de doce partidos sin ganar. No nos dormimos, simplemente no había manera de acertar lo que parecía más fácil en la época buena. Hubo un poco de agobio y el vestuario se puso las pilas. ‘No queremos sufrir más esta situación’, nos dijimos. Y acumulamos cinco de los últimos nueve puntos.
Acaba contrato en junio. ¿Apostará por este proyecto o alguno de los conjuntos que le observan de cerca le tentará?
Sinceramente, me centro en sacar lo mejor de mí y en conseguir la permanencia. Todos trabajamos por el mismo objetivo. Después, ya se verá. El presi (Félix Revuelta) ya nos lo avisó en una de sus charlas: no renovará a nadie hasta que no se certifique la continuidad en Segunda. Él manda, nosotros cumplimos (más risas).
Entonces, ¿qué tal la acogida de la entidad y sus compañeros?
Fenomenal. Al principio me arropó más Iñaki, el capitán, y los veteranos. Luego tomé más confianza con Santamaría, Medina, Andoni o Zelu. Somos una familia, igual que con la directiva. El Logroñés se trata de un recién ascendido que pretende crecer.
¿Y la ciudad?
Muy bien, y Logroño se encuentra a dos horas de mi casa, como quien dice, una capital del norte, como Vitoria o Santander. Lástima de la pandemia, que no permite apenas alegrías. Debemos vigilar mucho el protocolo. Así que en casa le pego fuerte al FIFA y al Fortnite, o paseo con mi novia y nuestra perra. Pero echo de menos un café o una comida con los amigos, y aún no he ido a la Calle Laurel. Habrá que celebrar la permanencia ahí (rompe a reír).