La mejoría tardía del Deportivo: Villares, portería a cero y el gol
De la Barrera ha encontrado la tecla apoyándose en varios nombres propios como el canterano, recuperando la solidez atrás y acercándose a la meta rival.
El Deportivo no ha llegado a tiempo. El turbulento mes de enero, con una crisis institucional, de juego y de resultados ha pasado factura y el equipo blanquiazul ha consumado el fracaso que le impide luchar por el ascenso a Segunda División. Pero eso no significa que Rubén de la Barrera haya dado con la tecla y, aunque tarde, le haya cambiado la cara a un grupo que ha cimentado su mejoría tardía en tres pilares clave:
La aparición de Villares como pegamento
Sin duda, el nombre propio del Deportivo en la segunda vuelta. El canterano promocionó al primer equipo casi sobre la bocina del mercado de invierno y, en gran medida, porque Abanca decidió cerrar el grifo de los fichajes. Nada más jugar sus primeros minutos con la blanquiazul evidenció muchas de las cosas que se habían hecho mal en la planificación deportiva.
Porque Villares estaba en el Fabril y nadie se dio cuenta de que ya estaba preparado para aportar desde el minuto uno. El de Vilalba lo ha jugado todo y De la Barrera le ha entregado las llaves del centro del campo para convertirse en el pegamento que da sentido a todo. Es el primero en tirar de sus compañeros en la presión alta y siempre encuentra soluciones con la pelota cuando el Depor la recupera.
Un gol encajado en los últimos cinco partidos
Esa presión adelantada ha sido una de las claves en la mejoría blanquiazul. Junto a Villares, lleva también la firma de un Álex Bergantiños que le ha permitido al Deportivo recuperar su solidez desde el centro del campo. En una posición fluida que a veces lo lleva al eje de la zaga, el capitán potencia las cualidades de Mujaid y Granero, permitiendo además que los laterales puedan ir a buscar a los rivales sin miedo a descubrir su espalda.
Alejando los problemas del área propia el equipo blanquiazul ha logrado encajar sólo un gol en los últimos cinco partidos. También ha tenido que ver en esto el cambio bajo palos. Lucho García ha demostrado ser un seguro, contagiando a sus compañeros y apareciendo de forma estelar como el día del Pontevedra.
Keko y el aumento de la producción ofensiva
La fortaleza en defensa fue una de las señas de identidad del Deportivo en el inicio de temporada, pero lo que siempre echó en falta fue el caudal ofensivo. La fórmula para solucionar eso ha sido recuperar el balón mucho más arriba... y Keko. Una vez superada su lesión, el madrileño ha resultado decisivo en las últimas tres victorias consecutivas. Dos goles, una asistencia y un penalti provocado para dejar claro que está por encima de la categoría.
La mejoría en ataque le ha permitido al Deportivo ganar por más de un gol después de casi 60 partidos sin hacerlo. Y ahora está en una racha de dos rivales a los que ha vencido por dos tantos o más: 0-3 al Celta B y 2-0 al Zamora, en un partido este último en el que la ventaja incluso pudo ser mayor.