Memorias del derbi canario (II)
Ángel López: “La alegría de aquel 1-3 la recordaremos toda la vida"
El hoy segundo entrenador de Las Palmas jugaba en el equipo amarillo la última vez que ganó en Tenerife. “En el banquillo se sufre más”, asegura.
Cuando se empeña, el destino no puede ser más irónico. Pareciera que fuera el siglo pasado, y de hecho casi lo es, cuando Las Palmas ganó por última vez al Tenerife en su guarida del Heliodoro Rodríguez López. Ya dice el tango que 20 años no son nada, y tal vez por eso son tan nítidos los recuerdos del 1-3 del 22 de diciembre de 2001, escenario destacado en estas "Memorias del derbi canario" que desde ayer, y hasta el partido del domingo, les ofrecemos en AS.
Ahora, casi dos décadas después, la vida profesional ha puesto a trabajar codo con codo a dos de los protagonistas de aquella histórica cita en la isla del padre Teide. Ocurre que en el banquillo blanquiazul se sentaba Pepe Mel, el hoy entrenador de la UD, en cuya alineación de aquel día figuraba un más que emergente lateral derecho grancanario llamado Ángel López, canterano de pro, el hoy segundo entrenador del propio Mel en Las Palmas. Y, qué cosas, una de las personas que más le insistió para que subiera al primer equipo amarillo a un tal Pedri González. El resto de la historia la vemos cada fin de semana en las botas del pibe chicharrero.
Frescas en la memoria, como rescoldos de un fuego fatuo, ni que fuera una secuencia inolvidable, permanecen las imágenes de aquel partido en la memoria de Ángel. “Había mucha euforia con nosotros y por esa grada llena de color amarillo con seguidores nuestros que animaban y se sentían tan identificados con los jugadores”, rememora en AS. Al menos en su carrera como jugador de Las Palmas, pocas alegrías mayores que esa: “Recuerdo mucho esa alegría de todos nuestros aficionados que viajaron a Tenerife. Pese a que han pasado tantos años, todos lo recordarán toda su vida, como lo recordamos los que jugamos aquel partido”.
Ahora le toca vivir el derbi de nuevo desde otro prisma, acaso más angustioso, nada que ver con la libertad sentida sobre el césped. Habla la voz de una experiencia que debe ser trasladada a sus discípulos: “Ahora, en el banquillo lo sufrimos más porque no solo piensas en ti si no en todos los jugadores, en cómo puedes ayudarlos, en que salgan motivados y que, además, no les pase factura la presión de un derbi”.
Familia.
Haber jugado en equipos como el Betis, el Villarreal o el Celta de Vigo le dio al Ángel futbolista la posibilidad de vivir muchos derbis locales. Imposible decantarse por uno. “Uno siempre recuerda los derbis que ha jugado: gallegos, valencianos, sevillanos… Todos tienen algo especial, y muchas pueden ser las opiniones de cuál es el mejor”, aclara. Sin embargo, el componente sentimental decanta su balanza particular: “Solo en los derbis canarios estaban en la grada mi familia, mis amigos y mis conocidos, animándome para que ese partido sea historia. Así fue precisamente el 1-3 de hace 20 años”.
Lo dice la canción. Lo reflejan sus palabras y se enfatiza con su recuerdo. 20 años que no son nada, acaso un mundo en el universo fútbol. Si ya ganó en el Heliodoro como jugador, Ángel suspira por hacerlo ahora como entrenador del club de su vida, lo que le supondría completar su particular círculo y un excitante viaje al pasado. Así se gastan estas memorias del derbi canario.