Hércules: cinco motivos de un fracaso
El conjunto alicantino se queda sin opciones de pelear por el ascenso a Segunda por diferentes situaciones. De las lesiones a las promesas incumplidas.
El Hércules vivió el domingo uno de sus peores días en el infierno. La decepción de quedarse sin opciones de ascenso a las primeras de cambio o sin Liga Pro por la vía rápida hizo añicos la castigada moral de la afición del Hércules. El fracaso se instala de nuevo en el Rico Pérez. Carmelo del Pozo armó un proyecto ambicioso, aplaudido por muchos. Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez le dieron las llaves del castillo, aunque no han cumplido en todo. El segoviano queda señalado, pero no es el único culpable de un proyecto que empezó a descarrilar al inicio de la segunda vuelta. Son muchos los motivos que vuelven a tener al Hércules contra las cuerdas, pero las lesiones, los cambios de entrenador o el drama del delantero han precipitado que al conjunto alicantino sólo le quede una vida, la de mantener la categoría.
Lesiones
Han sido el lastre del Hércules desde el inicio de la pretemporada. Han caído más jugadores que nunca. La mayoría de dolencias han sido musculares. Muy pocos se han librado de una plaga que esta temporada ha hecho estragos. Encima, las lesiones se cebaron en puntales que debían marcar las diferencias, como Acuña, Moyita, Pedro y Erice. El club tampoco estuvo fino en su política de esconder las lesiones. El último en caer ha sido Falcón. El gaditano estará unas semanas fuera por una rotura.
Un equipo sin alma
Del Pozo apostó por jugadores contrastados, con muchos partidos en categorías superiores. Pero su columna vertebral no ha respondido, principalmente por las lesiones. Los supervivientes del proyecto anterior (Raúl, Alfaro, Borja o Benja) tampoco han sido determinantes. El peso de pelear por no caer a Tercera que tuvieron el curso pasado les ha podido esta temporada. Carmelo, con un presupuesto importante, confeccionó un bloque compensado, elogiado por todos. El problema es que sus jugadores tampoco han estado a la altura. Ha faltado carácter en el vestuario para dar un paso al frente.
Cambio de entrenadores
David Cubillo fue destituido cuando el Hércules era segundo. Su equipo no era vistoso, pero no recibía goles. Tenía un sello. Sin embargo, el Hércules estaba confeccionado para algo más. Del Pozo vio carencias y decidió destituir a Cubillo tras un sainete en Atzeneta. Su error estuvo en apostar por Alejandro Esteve. Aún así, Manolo Díaz llegó dos jornadas después. El madrileño, salvo el triunfo ante el Ibiza, tampoco le ha cambiado la cara al Hércules. Del Pozo tomó una decisión arriesgada que podía tener consecuencias negativas, pero en aquel momento también fueron muchos (incluidos los dueños) los que aplaudieron la valentía del segoviano.
Drama del gol
Uno de los objetivos era no repetir errores del pasado y acertar con los delanteros. Acuña, la gran esperanza, ha vivido una pesadilla. El paraguayo encadenó tres lesiones graves y apenas pudo jugar. Buenacasa se cansó de fallar ocasiones delante del portero, mientras que Manu Garrido, sub-23, se fue perdiendo entre las molestias y la falta de minutos. Benja asomó ligeramente la cabeza, pero el catalán tampoco ha sido contundente. Han sido muchas las líneas que han fallado, pero la delantera queda señalada.
Promesas incumplidas
Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez convencieron a Del Pozo dándole plenos poderes. El segoviano ha podido hacer y deshacer a su antojo, pero la propiedad falló en dos aspectos importantes que desde la dirección deportiva se veían claves. Uno de ellos es Fontcalent, que no estuvo en los plazos y se veía como una solución para evitar lesiones. Tampoco se apostó de manera contundente por unos servicios médicos de primer nivel. El segoviano se cansó de pelearlo y hace unas semanas le dio un vuelco al staff compuesto por fisios y recuperadores. Demasiado tarde. Ortiz y Ramírez hicieron un desembolso importante, similar al de otras temporadas. Pero el hecho de no haber ingresos por taquillas les obligó a aumentar la partida en un proyecto que todavía espera aferrarse a la Liga Pro para evitar el segundo fracaso del curso.