Un Eibar que hace aguas ante un Submarino Amarillo atascado
El Villarreal llega a Ipurua apurado después de ocho partidos sin ganar en Liga, pero también animado por su marcha europea. Mendilibar, ratificado esta semana, necesita una reacción.
El Submarino Amarillo se sumerge en el campo de un Eibar en crisis, un equipo que hace aguas este año. Eso sí, el equipo armero tratará de aprovechar el desgaste europeo del Villarreal para salir de posiciones de descenso y éste sudará para poner fin a las ocho jornadas que acumula sin ganar (sigue el partido en directo en AS.com).
Aquello de que el fútbol es un estado de ánimo recobra toda su fuerza en el caso de un Eibar que trabaja, que lucha, que hace cosas buenas en el campo, pero al que la falta de acierto arriba y los errores atrás le han condenado ya a estar en puestos de descenso. Ya no vale aquello de mirar lo que hagan otros equipos, necesita reaccionar para volver a creer en un estilo que Mendilibar no piensa cambiar.
El cuadro armero mantiene dos bajas en defensa, el central Bigas y el lateral Correa, que lleva ya mes y medio en el dique seco por una rotura fibrilar, a las que se sumó a última hora el punta japonés Muto, un jugador que está pasando sin pena ni gloria por LaLiga.
Lo más seguro es que Mendilibar vuelva a contar de inicio con el mismo once que jugó de salida el pasado fin de semana contra el Cádiz, donde cuajó una nueva desilusión.
El Villarreal, por su parte, no atraviesa su mejor momento en la Liga, pero la victoria del jueves en Europa League ha podido reforzar esa tan necesaria moral en este deporte. Pau Torres y Albiol son bajas sensibles en la defensa, más aún a la hora de contrarrestar los centros laterales tan clásicos en el fútbol del Eibar. Son los dos jugadores de campo que más actúan en LaLiga (Albiol se ha perdido un cuarto de hora por una fractura nasal). Y Peña no está en el lateral derecho y tendrá que ir a ese perfil el zurdo Costa. En todo caso, se juntan dos equipos que luchan por objetivos diferentes, pero que necesitan ganar. Para el Eibar puede ser una de las últimas opciones para agarrarse a la tabla antes de que se hunda el barco.