Berenguer mantiene la euforia
Un gol del extremo navarro en el minuto 92 negó un nuevo empate a uno que parecía cantado ante el Granada. Villalibre abrió el marcador e igualó Molina.
En el Athletic se ha declarado el estado de optimismo y no solo por las gestas y el disfrute en las eliminatorias. Esa corriente eufórica también se traslada y goza ahora en LaLiga. Y todo por Berenguer, que está tocado por una varita mágica. Siete goles y dos asistencias para el crack del momento. Cuando el partido ante el Granada parecía finiquitado, apareció su bota prodigiosa, cazando con la zurda un balón suelto tras una buena jugada. Le dio con todo. Mucha fe.
La vía hacia la Europa League por el torneo de la regularidad es posible para los leones, que marcaron muy pronto, renunciaron a la sentencia con un penalti fallado por Raúl García, y se vieron empatados por Molina. El 1-1, ese resultado tan machacón que hasta irrita a Marcelino, se esfumó por la fe de un exrojillo indómito. El propio Molina tuvo en el sorbo final la puntilla, pero no supo acertar. El Molde les espera ya a los nazaríes en octavos de la Europa League.
Marcelino quiere obras cumbres, que se note su sello, manejar equipos de autor. Y su mano imprimió huellas claras en el partido desde la alineación inicial. Si en la semifinal de Copa de Orriols sorprendió que no metiera cambios hasta la prórroga, esta vez desató una revolución salvaje. Balenziaga formó por primera vez como central titular en una línea defensiva de cuatro. Ibai se estrenó esta campaña en el once, y mira que ha habido partidos como el de Ibiza contra equipos de menor rango, mientras que Lekue se acomodó en el lateral izquierdo. Con respecto al jueves, solo repitieron dos, el lógico del portero y un Núñez con quien se pactaron 45 minutos para él y la misma ración, en el segundo tiempo, para Yeray. Estos movimientos en el tablero también se hacen básicos para ganar finales, como esas dos que esperan en el plazo de 14 días a partir del 3 de abril. Que parece lejano pero no está tanto. Y el miércoles hay partido, en el Wanda nada menos.
Aunque el Granada había tenido una semana de tormento, con doce bajas por lesión, al final presentó un equipo bastante apañado y reconocible, con nueve primeros espadas, podría decirse que todos menos Quini y Vico. El partido se desperezó chispeante, con mucho ritmo. A los tres minutos ya había dado noticias. Una combinación desde la izquierda entre Morcillo, Sancet y Villalibre derivó en el 1-0. El ‘Búfalo’ hizo un gesto de nueve puro, de depredador del área, orientando la bola de espaldas, girándose veloz ante Germán y clavando el estoque. El barbudo ariete juega con su cuerpo como nadie. Es un terror para la defensa. Lee perfectamente los desmarques, ataca el espacio, deja de cara y pese a ese aspecto de mastodonte lento, se mueve por todo el campo con mucha astucia y es un rayo al hueco. Un tanto tan cercano al pitido inicial (el tercero más madrugador en Liga en la historia del nuevo San Mamés) siempre reconforta y ayuda a tener más autoestima, sobre todo en un bloque con tantos meritorios. Se hacía raro ver al Athletic sin un tanto en contra de inicio y con brazos fuertes para nadar contracorriente.
El Granada no recibió con amargura el gol, eso sí. Al contrario, se echó al monte con una presión alta y provocó ciertas dudas entre los leones. Algo efímero, porque el Athletic estaba fluido, andaba jovial por los últimos metros del campo. Ni con tantas caras nuevas el equipo de Marcelino se desfigura. Fue de nuevo un grupo compacto, bien armado, con las líneas juntas y concediendo muy poco al enemigo, solo un cabezazo que se fue lejos tras el 1-0 y otro de Molina centrado y fácil de parar en el minuto 29. Los locales eran más verticales y directos, sin monsergas estilistas, lo que propugna siempre el que lleva la pizarra en Bilbao, y el Granada sobaba más las acciones. No sufrían los rojiblancos aunque cerca del descanso la bola vivía bajo arresto en los pies de los nazaríes. No había ocasiones claras, pero la brújula sí parecía orientarse de norte a sur.
Otro cabezazo en córner de Duarte nada más arrancar el segundo período completó el triplete de testarazos en el partido del Granada, que todo lo remataba por los aires. Cada centro al área bilbaína deparaba un saque de esquina. Diego Martínez activó los cambios, con Soldado como última bala. Su equipo estuvo mejor en el segundo tiempo. Eso sí, le vino el susto cuando Kenedy derribó a Vencedor en 70. La lanzó Raúl García a la derecha, pero se lo leyó muy Rui Silva y taponó el tiro. Un día extraño para los especialistas en ese punto fatídico, ya que algo más de dos horas antes muy cerca Oyarzabal también puso un borrón. Si en el caso donostiarra eso no impidió el 1-0, en este un viejo lobo como Molina sí cambió el resultado: empató tras un gran centro de Puertas, ayudado por Capa, que se resbaló y se venció fácil en el suelo. Se revisó por posible mano previa del punta, pero no había nada. El empate a uno es ya una rutina en el Athletic, que recibió el empate como una bofetada y los cambios no corrigieron su miopía ofensiva. Todos menos uno, el bravo Berenguer.
Marcelino: "Berenguer ve la portería como el arcoíris"
"Está en racha, ve la portería como el arcoíris, tiene esa confianza, esa determinación, a veces con ocasiones más claras y otras menos y las transforma en gol. Estamos muy satisfechos de su rendimiento y eficacia, ojalá se prolongue mucho tiempo", describe para un Athletic que encadena ocho partidos sin perder: "El equipo compite, mereció más puntos, empató mucho y se mereció la victoria. La diferencia de empatar o ganar es una acción" y reitera que los rivales casi no les crean "ocasiones", aunque reitera que "hay que ser más contundentes y mejorar aún más para resolver una acción como la de hoy", en referencia al gol del Granada.
Diego Martínez: La resaca emocional debe ser cero"
“Ha sido un buen partido en general. Nos reponemos a un gol muy tempranero en un escenario complicado. El equipo ha hecho buena primera parte, aunque sí nos ha faltado algo de colmillo y acierto en los metros finales. En la segunda parte, a excepción del penalti y la última jugada hemos competido muy bien. Hemos merecido el empate, A pesar de algunos contragolpes, que son su mejor cualidad, el rendimiento ha sido bueno. Nos ha faltado contundencia en el área pero hemos tenido buenas fases, hemos sabido contrarrestar las grandes virtudes del Athletic. El equipo ha merecido el empate"