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LEGANÉS

Butarque sin público, año I

Se cumplen 365 días del último partido con gente en el estadio del Leganés. Aquella fecha estuvo llena de guiños de anormalidad: fue un 29 de febrero, Garitano era el enemigo…

Butarque sin público, año I
CHEMA DIAZDIARIO AS

En un periodo coleccionista de anomalías, aquella fecha fue la menos rara de sus (trágicas) extravagancias. El 29 de febrero de 2020 la ciencia del calendario gregoriano le regalaba un día más a ese año que, después descubriríamos, no fue un bisiesto al uso. Puestos cebarse en su crueldad histórica, el 2020 había decidido hacerlo, no durante 365 días, sino durante 24 horas más, en 366 jornadas para la historia.

Pero entonces, no lo sabíamos. Entonces 2020 era un año más del siglo XXI y aquel 29 de febrero, una jornada de sábado cualquiera con fútbol en Butarque. Pocos intuyeron que ese Leganés – Alavés sería el último partido con público en las gradas de un coliseo blanquiazul que coleccionó guiños del destino. Como si él, caprichoso, estuviera lanzando señales desde La Avenida de los Once Leones de lo que sucedería después. Avisos en forma de coincidencias llamativas.

El caso es que hoy se cumplen 365 días desde aquel encuentro, aunque como todo suceso acaecido un 29 de febrero, queda en el limbo de la indeterminación. ¿Cuándo festejar la efeméride? ¿En febrero, en marzo o esperar cada cuatro años para evocarla? El Leganés lo hizo ayer, 28 de febrero, aunque más que festejarla, la recordó con la nostalgia llenando la remembranza.

“La pandemia nos lo arrebató cuando más lo necesitábamos, pero tranquilo... ya queda menos”, rezaba el tuit del recuerdo en el que, por cierto, el Leganés incluyó algo atípico en las redes sociales: un audio. Nada más que un audio. Pero qué audio. El del estadio festejando el gol con el que esa tarde el Leganés, dirigido por Javier Aguirre, empataba el partido ante el Alavés de Asier Garitano. Ahí comenzaron los mensajes subliminales del destino.

El primero apunta a él, a Garitano, al entrenador milagro del Leganés que vio in situ, a pie de césped, ese último choque de la antigua normalidad. No podía tener otro enemigo el Leganés en aquel cierre forzado a sus gradas que acabó con empate. El resultado era lógico. Previsible. Porque en los tres duelos que ha disputado el de Bergara como rival del Leganés, jamás ganó… pero tampoco perdió: 2-2 contra la Real Sociedad, 1-1 en Mendizorroza contra el Alavés y 1-1 también frente a los babazorros en Butarque.

Ahora el de Bergara dirige a los blanquiazules en Segunda, pero sin aficionados que jaleen su retorno, al igual que hicieron la tarde de marras. Es como si Garitano hubiera emergido ahora en escena para zurcir la anomalía de esas gradas doblemente anómalas por estar huecas y en Segunda. Como si intentase que, para cuando el público retorne, todo siguiera igual que esa tarde del 29 de febrero. Con el equipo en Primera y él a pie de césped, aunque en otro banquillo distinto.

Aquel fue el guiño llamativo más llamativo de la tarde, aunque hubo más, como ver a Guido Carrillo marcar un gol en esta temporada en la que, en Liga, sólo anotó un tanto. Y fue éste. Curioso. Lo anotó después de jugar de inicio junto a Miguel Ángel Guerrero. Ambos formaron parte de una dupla anómala en esta plantilla que por primera vez ejerció de local sin Martin Braithwaite en sus filas. Aguirre trataba de recomponer un equipo roto que amagó con revivir, pero que acabó ahogado en la orilla de la salvación, ésa que casi logró contra los pronósticos, el Real Madrid, la mano de Jovic, el VAR y la anomalía de no tener pepineros en sus gradas. Butarque sin público, año I.