El Real Valladolid tiene un problema de cabeza
Los blanquivioletas han visto como se le escapan puntos en los últimos partidos por su deficiencia en el juego aéreo. Ni el cambio de portero soluciona el problema.
Todavía con la herida de los dos puntos perdidos en el minuto 94 en Balaídos sangrando, el Real Valladolid tiene que reflexionar sobre los tantos que está recibiendo en esta temporada, tanto por el número, como por la forma de recibirlos. Y es que en 25 partidos ha encajado 36 goles y sólo en dos encuentros ha conseguido dejar la portería a cero (frente al Cádiz y el Getafe, ambos a domicilio).
Sin embargo, el problema actual son los goles de cabeza que le han condenado los últimos partidos al conjunto pucelano. Porque al tanto de Murillo, con la testa, en Vigo, hay que sumar el de Casemiro, en Zorrilla, ante el Real Madrid y el de Kike García, frente al Eibar, también de cabeza en Ipurua. Tres goles que han restado cinco puntos a los blanquivioletas y que llevan a pedir una mayor atención, empezando por el partido de ayer con una desatención general muy preocupante de los defensas y el portero.
A estos tres últimos goles de cabeza, hay que sumar otros cuatro goles recibidos todos ellos en Zorrilla. En la jornada 5, Kevin marcó el gol de la victoria del Eibar, en el minuto 90, 1-2, mientras que en la 13, Budimir anotó también en el feudo blanquivioleta de cabeza (3-2), Lenglet cabeceó a la red (0-3) para abrir el marcador del Barça también en Valladolid y también Rafa Mir abrió el resultado (1-3) en una serie de goles muy parecidos, sin presión sobre el pasador y la pasividad de los centrales.