A veces, cuando haces las cosas bien, salen bien
La remodelación de enero ha puesto una plantilla muy competitiva en manos de Solabarrieta, que además se ha abrazado al 4-2-3-1 que venían reclamaban muchos
Solo dos meses
Ningún entrenador ha tenido peor puesta en escena que Aritz Solabarrieta. El 3 de enero hizo el ridículo, él y su equipo, en Zubieta. Primero porque dejó que le susurraran al oído un once absurdo, con Maynau y Benktib de titulares ('porque yo lo valgo'), con un 4-3-3 que ya había demostrado desde el principio de la pretemporada que no funciona con estos jugadores y ya, para rematar, desplazando a Bustos a la derecha para poner a Cedric de extremo izquierdo, quien a su vez dejaba a Balboa el hueco como delantero centro. Lo mejor de aquello es que el de Ondarroa tardó 45' en hacerse mayor, olvidarse de susurros y empezar a tomar decisiones propias. Ahora, dos meses después, ha largado a cuatro de los titulares de aquel día, juega con doble pivote, aunque a sus jefes les salgan sarpullidos, y pone a los buenos en su sitio natural. Lo que venía pidiendo el racinguismo, vamos. Eso, y que Pedrín esta vez sí ha acertado con los fichajes.
No puede ser tan bueno
Lo que llevamos visto de Riki en el mes escaso que lleva de racinguista es asombroso. Tanto, que si este es el auténtico nivel del ovetense no se explica que le hayan dado bola en el Real Oviedo, que no anda sobrado en Segunda. De todos modos, a veces hay jugadores que caen de pie en un sitio, se sienten queridos, importantes y se crecen. En un mes ya ha jugado más minutos de Liga que toda su vida en el Oviedo, pero lo mejor es que los ha jugado muy bien, extraordinariamente en tres de los cinco partidos y ha marcado, siendo pivote, dos goles. La misma cifra que anotó en toda la campaña 18/19 en el Langreo o en la temporada pasada entre Oviedo y Oviedo B. Pero lo más importante de su llegada al Racing ha sido el 'clic' que ha hecho que todas las piezas encajaran. Dicen que Nelson Mandela hacía mejores a todas las personas que le rodeaban, no sé si Riki llega a tanto, pero desde luego les hace mejores futbolistas.