Un Leganés huracanado
El Leganés ha sumado con Garitano, en apenas cuatro partidos, el 26% de los puntos que acumula y ha recortado siete con el ascenso directo. Estas son las claves del resurgir pepinero
El Leganés es un equipo desatado. Vendaval con nombre conocido: Asier Garitano. Desde que el de Bergara aterrizó en Butarque los pepineros han sumado cuatro victorias consecutivas, esto es, 12 puntos que traducido en el global de la temporada supone más de una cuarta parte de los logrados hasta ahora, esto es, el 26% de los 46 que luce ahora en su casillero este equipo que ha pasado del miedo a caer fuera de puestos de play-off al sueño del asalto por el ascenso directo.
Porque cuando Garitano retornó a Butarque, el Leganés era sexto, con los mismos puntos que el séptimo (la Ponferradina, 34) y a once de los puestos de ascenso directo. El subidón blanquiazul de estos cuatro triunfos, sin embargo, le permite colarse en el grupo de candidatos a subir por la vía rápida. Ahora la tabla la comanda el Mallorca, a cinco puntos del Leganés. Espanyol (2º) y Almería (3º) están ya a sólo tres. Un recorte de siete puntos. El milagro es posible.
Además, la brecha con la zona de exclusión del play-off invita al optimismo blanquiazul. Ya son nueve puntos con respecto a una séptima plaza que ocupa ahora el Mirandés, con sólo tres puntos más de los que tenía el Leganés cuando llegó Garitano. Todo es alegría al sur de la capital.
Un equipo más alegre
La metamorfosis se ha logrado en menos de un mes (firmó oficialmente el 27 de enero) y que se ha cimentado en varias fórmulas. Algunas futbolísticas. Otras vinculadas a la gestión de grupo y forma de trabajo. En las primeras, las que tienen que ver con el balón, está el cambio de dibujo. La pizarra de Garitano se está mostrando más flexible que la de Martí. En estos cuatro partidos Asier ya ha probado tres sistemas: 4-2-3-1 (el habitual), 5-3-2 y 4-4-2.
“Yo no creo en los sistemas, sino en cómo ocupar los espacios”, repitió el entrenador de Bergara al poco de volver. Ocupación casi siempre con tonos ofensivos. Porque bajo su batuta se han desterrado fórmulas de corte defensivo para lucir la valentía como fórmula habitual. Lo demuestran los números. Su media goleadora en estos cuatro partidos es de 2,5 tantos por encuentro frente a los 0,95 que se promediaban antes.
Ese ánimo ofensivo también lo demuestra el ímpetu con el que ayer, ante el Almería, el Leganés buscó el 2-1 en lugar de tratar de conservar el empate. “Al final estábamos justo, con Perea tocado. Pero hemos creído que se podía dar hasta el final la jugada que luego se ha dado. Para nosotros es fundamental”, argumentó el entrenador a propósito de esa fe recurrente.
La bendición de una amplia plantilla
Entre los argumentos futbolísticos que han mejorado este Leganés también está el uso recurrente de colocar a cada jugador en su puesto y evitar experimentos o el uso de la intensidad física como una herramienta más. “Con Garitano entrenamos algo más fuerte”, llegó a confesar Sabin Merino, su máximo goleador, a AS.
También ayuda la rotación de una plantilla larga en la que Garitano valora más la actitud de los que no juegan, que de los que juegan. “Los que son titulares y compiten son importantes, pero los que no juegan, son fundamentales”, llegó a valorar el técnico sabedor de que por la unidad B pasa buena parte del éxito. Los suplentes ya están logrando su objetivo. De los diez goles que ha marcado este nuevo Lega, tres han sido de suplentes salidos del banquillo y ayer, ante el Almería, Borja estrenó titularidad haciendo el 1-1.
Los intangibles de su discurso.
A todo ello hay que sumar también herramientas no vinculadas al fútbol, como el discurso de normalidad que aplica el técnico de Bergara sin olvidarse de la ambición por la que ha sido contratado.
“No pienso hablar de clasificación. Me da igual. Tenemos un plan y lo estamos ejecutando más allá de los resultados. Eso es lo importante para nosotros”, repite con frecuencia mientras aparca su anterior etapa en el Leganés (“El pasado ya no vale”) y despliega apoyo hacia toda su plantilla. Son los intangibles de un entrenador que ha desatado de nuevo la ‘Legamanía’ al sur de la capital.