Etoo, N’Kono y la tarde más tensa del Espanyol en Son Moix
Con una enorme riña terminó la visita perica al Mallorca en 2004, que dejó en ‘stand by’ una permanencia y ríos de tinta sobre supuestas primas o la vanidad de Luis Fernández.
“He felicitado a Etoo. Le he visto muy motivado, muy metido en el partido y en la segunda parte se ha encontrado bien, no como en la primera”. Lo que parecía un elogio era un realidad un tirito, el que Luis Fernández, entrenador entonces del Espanyol, le dedicaba al camerunés, que acababa de disputar su último encuentro como jugador del Mallorca en Son Moix antes de partir hacia el Barcelona. Era el 16 de mayo de 2004 y los pericos vivieron su tarde más tensa en el escenario del partido que se disputa este domingo –en el Lluís Sitjar hubo alguna otra experiencia más dramática aún–, de nuevo con las pulsaciones por las nubes.
Llegaba el Espanyol a la penúltima jornada de LaLiga con el agua al cuello, aunque tras una temporada sumido en la zona de descenso podía salvarse en caso de victoria. Y se antojaba asequible lograrla ante un Mallorca que no se jugaba absolutamente nada. El camino parecía allanarse a los cinco minutos, cuando un penalti –riguroso, ciertamente– de Leo Franco sobre Maxi Rodríguez lo transformaba Raúl Tamudo. Y la alegría desbordaba a los pericos cuando, otra vez el ‘23’, anotaba el 2-0 al borde de la media hora tras colarse entre Federico Lussenhoff y Miguel Ángel Nadal. Con ese remanso de paz se llegó al descanso.
Sin embargo, todo cambió drásticamente en la segunda mitad. Liderado por un impetuoso Samuel Etoo, quien saldría del estadio a hombros, el Mallorca redujo al Espanyol a cenizas. “Palma se convierte en otro Leverkusen”, titularía Tomás Guasch en la crónica de AS. Dos goles de Jesús Perera, uno de Arnold Bruggink y otro de Gonzalo Colsa dieron la vuelta al partido y a las esperanzas de un conjunto blanquiazul que, con ese 4-2, pasaba a jugarse la vida en la última jornada, en Montjuïc ante el Murcia.
Sobre qué ocurrió en aquel túnel de vestuarios a la media parte se escribió mucho y variado. Desde el punto de vista mallorquinista se defendió que Luis Fernández agitó a Etoo, diciéndole “estás muy nervioso; tranquilo, tranquilo”, lo que prendió la mecha del delantero. En el entorno perico siempre se sostuvo –sin ninguna prueba firme– que aparecieron maletines y llamadas de terceros, en este caso del Celta, rival directo del Espanyol por la permanencia. Incluso se cuantificó en 600.000 euros el importe de esa hipotética prima descomunal que jamás se demostró.
Lo que sí pudo evidenciarse tras el partido fue el enorme malestar con el que Tommy N’Kono, que ya formaba parte del cuerpo técnico blanquiazul, se tomó la corajuda actitud de Etoo, su hijo futbolístico y que había tenido años antes un paso efímero por Montjuïc, en un segundo tiempo en que parecía comerse el mundo. A pesar de su excelente relación, se lo recriminó con especial dureza. Y el presidente del Espanyol, Dani Sánchez Llibre, dejó una de sus frases para la posteridad: “Parece que se jugaban la final de la Champions”.
Lo cierto es que, en la última fecha, el Espanyol logró matemáticamente la salvación al imponerse en casa al Murcia por 2-0, aunque no sin suspense (iban empatados al descanso), mientras que el Mallorca respondió a todas las suspicacias que sobre el equipo de Luis Aragonés se había ido aglomerando durante la semana –una sobrecarga ‘sospechosa’ de Etoo, nuevos rumores de primas– con una victoria contra el rival directo de los pericos, el Celta, en Balaídos (1-2), que en caso de tropiezo blanquiazul –aunque con el Valladolid de por medio– hubiera contribuido igualmente a su salvación.